"En los campamentos hay familias de clase media que no pueden pagar un arriendo"
Milko Zenteno Piñones, nació en Calama y llegó el 2008 a Antofagasta para estudiar Arquitectura en la UCN.
El 2013 entró como voluntario a Techo-Chile participando en los trabajos de verano. A finales de abril de este año asumió la dirección regional.
Según Milko, su meta es visibilizar la ciudad y los problemas de desigualdad. "Cuando miramos a Antofagasta en el contexto nacional, vemos a una ciudad que está pasando por un buen momento, porque somos la capital minera, donde hay el ingreso PIB per cápita más alto del país, pero donde la sociedad no es capaz de empatizar con el que vive al lado. Somos demasiados individualistas, vemos los éxitos de la ciudad, pero no vemos el otro lado, la desigualdad que crece, no vemos la realidad de las familias de campamentos, porque preferimos caer en los prejuicios. Hay una pobreza encubierta, donde la cara más visible es el déficit habitacional de la ciudad".
Para el joven arquitecto, se necesitan acelerar los procesos en una ciudad con tantas necesidades. "Reconocemos que hay una intención de trabajo, pero se necesita que los procesos se apresuren, porque las familias de campamentos no pueden esperar más. Tenemos campamentos emblemáticos que tienen más de 40 años, como por ejemplo, el Juanita Cruchaga, el 18 de Septiembre, Niños Felices, La Chimba, entre otros".
¿Cómo les fue en la reciente colecta?
-Teníamos una meta de reunir 25 millones de pesos, pero logramos solamente juntar 7 millones. Pero nos tiene contentos que logramos denunciar en las calles de Antofagasta que tenemos 35 campamentos, que en realidad la pobreza no se puede medir con los prejuicios que tiene la gente. Las personas deben enterarse de la realidad que estamos viviendo como región. Nos tiene muy feliz el voluntariado que se suma a este desafío.
Catastro
¿Están trabajando en un catastro de la realidad en los campamentos?
-A finales de julio vamos a tener un catastro de lo que acontece en los campamentos. Además se está trabajando en una encuesta nacional de campamentos. Esto nos va a servir para saber cuántas familias están viviendo en esa situación, y cuáles son sus expectativas y principales problemáticas. Pero tenemos 35 campamentos, más de 3 mil familias y unas 12 mil personas.
¿Cómo es la persona que vive en campamentos?
-La realidad de los campamentos es compleja y dinámica. Nosotros creemos que la clase media se ha visto perjudicada por el alto costo de vida de la ciudad. Tenemos en los campamentos personas de clase media que se empobrecieron porque no tienen dinero para pagar un arriendo. El alto costo de vida de Antofagasta, no permite encontrar un arriendo por menos de 250 mil pesos. Si calculamos que el sueldo mínimo es poco menos que eso, es imposible que una familia pueda vivir con ese presupuesto. Las personas que viven allí quieren salir de la pobreza. Ellos no quieren nada de regalo, y están buscando, peleando por un terreno. Como tienen el sueldo mínimo, no consiguen préstamos en los bancos, no tienen acceso a otras alternativas.
¿La escasa oferta de viviendas sociales incrementa la necesidad de la gente más pobre?
-Efectivamente desde hace mucho tiempo se advierte un déficit habitacional en Antofagasta. Es una carencia gigante. También se da la llegada de muchos extranjeros que vienen buscando una oportunidad. Ellos no vienen a quitarles el trabajo a los chilenos, sino que llegan en busca de una posibilidad de salir adelante. Ellos están haciendo las pegas que los chilenos no quieren hacer. Nosotros tenemos que enriquecernos con la cultura que nos traen y mirar el lado positivo, y no caer en los típicos prejuicios que tenemos en contra de los extranjeros.
¿Cuáles son los principales sueños de los niños que viven en los campamentos?
-Nosotros trabajamos harto con los niños y ellos aspiran a llegar a la universidad. Cuando nosotros llegamos a los campamentos, ellos veían como el límite llegar a cuarto medio y trabajar, pero cuando se empiezan a relacionar con voluntarios, a conocer esto, empiezan a pensar que hay algo más allá. Ellos entienden que para salir de donde están necesitan estudios, por lo mismo están aspirando a algo más. Los padres también están apostando por eso, por mandar a sus hijos a la universidad.