"Mejillones, antes y después de Cristo"
En "La Elegía de Mejillones" (2007) plantié que la ciudad ha vivido a lo largo de su historia, constantes períodos de letargo, pobreza y abandono. Dichos períodos también fueron retratados por Isaac Arce (1930) y los historiadores locales Pedro Rojas y Florentino Novoa. Pobreza y marginalidad fueron constantes en la historia social y económica local.
Sucesivas etapas de auge/decadencia se repiten. Primero la explotación de guano. Luego, la exportación de salitre. Posteriormente el ferrocarril. Más tarde, nuevamente el fertilizante. Al final, todos desfallecieron. Mejillones era sinónimo de caleta. Ni puerto mayor, ni gran metrópoli comercial del norte como presagiaban las autoridades en el siglo XIX. Simplemente, caleta. Punto desconocido en el mapa nacional. Lugar someramente conocido gracias a un pegajoso y popular foxtrot. Muchas fueron las décadas que Mejillones vivió bajo el alero del olvido.
Una realidad que se extendió por décadas. Fue en ese contexto socioeconómico que en 1981 se construyó el Cristo del camino. Gracias al relato de Boris Muñoz, sabemos que el Cristo, situado en la entrada sur de Mejillones, tiene una doble connotación. Por un lado se construyó en el marco de la conmemoración de los 75 años de la Parroquia Corazón de María. La otra, reza sobre la situación socioeconómica de la localidad. Este escenario motivó a un grupo de mejilloninos a construirlo, el que no sólo tendría la misión de indicar a los viajeros el camino de acceso hacia Mejillones, sino que sería el lugar de peregrinación de los fieles locales. Se convertiría en espacio de oración y plegarias de los mejilloninos.
Este Cristo simboliza el clamor de un pueblo cansado de vivir en la trastienda de la capital regional, hastiado de promesas incumplidas por parte del Estado. Es la señal de esperanza y fe de un grupo humano agotado y molesto por el exacerbado centralismo que sumió por años al pueblo, en total desamparo. En ese entonces la posibilidad de un puerto mayor o Megapuerto era menos que remota.
El Ferrocarril decaía, para cerrar sus puertas un año después. Fertilizantes hace años era sólo un recuerdo. Sólo quedaba la pesca. Existía la ilusión de que en el mar se encontraría la solución para superar el abandono y hacer caso omiso a los vientos de pobreza que asolaban el lugar. Corría 1981 y Florentino Novoa, Hugo Rojas, Eduardo Leyton y Jorge Chacón, entre otros, dan vida a este simbólico hecho. Se creó el Comité Pro Cristo del Camino. La misión de conmemorar con algo especial los 75 años de la Parroquia se cumplió. La obra aún se mantiene en pie. La otra connotación, la espiritual, la escondida motivación que tuvieron las decenas de personas involucradas en el proyecto ¿aún conserva su espíritu?
Esa connotación emotivo-espiritual que hablaba de un pueblo sin agua potable, sin alcantarillado, sin calles pavimentadas, y sin Cristo… del camino por cierto. El Cristo surgió, para todos aquellos que profesaban la fe católica (y sospechamos que los que no también), como esperanza para salir de la opacidad que caracterizaba al poblado. Se establecería un vínculo más estrecho entre Cristo y Mejillones.
Los ruegos por mayor desarrollo, mejor calidad de vida, futuro más próspero ahora sí debían ser escuchados. Uno de los fieles, nuestro informante Boris Muñoz cuenta que Monseñor Oviedo Cavada formuló eclesiásticamente: "tuve el privilegio de conocer Mejillones antes y después de Cristo".