"Yo respeto a las instituciones, pero pido igualdad de trato"
Hernán Larraín Fernández, senador y presidente de la UDI sostiene que si su partido fuera una especie de grupo de defensa de los poderosos, jamás habría entrado en sus filas.
Larraín, parlamentario por el sur de la Región del Maule tiene prestigio entre sus pares. A sus casi 70 años, mantiene una jovialidad y capacidad de reflexión que le han hecho de fama y respeto.
Casado con la exministra Magdalena Matte y padre de seis hijos, entre ellos el premiado director de cine Pablo Larraín, el gremialista visitó Antofagasta para revisar el estado de sus filas y preparar desde ya el camino a las municipales el próximo año en un partido que parece fuertemente dañado por el llamado caso Penta.
En lo general, Larraín sostiene un juicio severo sobre el actual gobierno, responsabilizando a las reformas en marcha como las causantes del momento económico de Chile.
CRISIS POLÍTICA- ECONÓMICA
¿Cómo definiría el momento del país?
-Estamos viviendo, lamentablemente, una crisis económica y política de mucha envergadura. En lo económico, después de 25 años de mucho crecimiento, los cambios que se han venido produciendo desde el gobierno han frenado el crecimiento. Son reformas con un sello ideológico que han generado cierta incertidumbre que agrava las desconfianzas en el ámbito político. Aquí se está configurando la tormenta perfecta que nos ha alejado del desafío de saltar al desarrollo.
Está extraviado ese objetivo…
-Sí. Estamos en una coyuntura donde el gobierno, la oposición, el sector público y privado deben conversar y ponerse a trabajar. Por eso, desde mi punto de vista, la Presidenta Michelle Bachelet, debe tomar una decisión. O continúa con el impulso de sus reformas, tratando de cumplir una meta ideológica, o abandona ese camino tratando de generar la unidad de una agenda social, fundada en el diálogo y el acuerdo.
Es cierto que ella hizo un giro hacia el centro porque (los ministros) Rodrigo Valdés (Hacienda) y Jorge Burgos (Interior) representan eso, pero hay una contradicción al momento de decir que continuarán con las reformas. Y si no cambian, los resultados serán muy malos. Nosotros estamos disponibles para ayudar al desarrollo nacional.
¿No le parecen suficientes las señales con el cambio de gabinete?
-El ministro Valdés ha dado señales positivas. Está dando cuenta que el país está paralizado. La pregunta es si tiene eco en el gobierno y en el resto de la Nueva Mayoría y si se abrirán a revisar la reforma laboral, la tributaria, o postergar el cambio de Constitución. No basta con que un ministro diga un camino y el resto vaya por otro lado. Yo creo que no se atreven.
Por un lado, la Presidenta tiene el legítimo derecho de realizar lo que está haciendo… Ideológicas, como usted dice… Por otro, hay algunos cambios. ¿Estos los provoca, según su juicio, el mal resultado económico?
Sí. Hay que pensar en el bien de la ciudadanía. Y hay que decir que la gente no votó este programa, porque nadie conoció el programa hasta dos semanas antes de la elección. Aquí yo creo que el diagnóstico de la Presidenta es erróneo. Hay un malestar en el país, hay necesidad de cambios profundos, pero no es lo mismo cambiar el modelo, hacerlo más justo, más inclusivo, que botarlo todo e inventar uno nuevo, sobre todo cuando ese modelo antiguo ha fracasado en tantos países del mundo. Ese es un error de proporciones, por eso la gente rechaza las reformas, que han sido las causantes del frenazo.
¿Me dice que la gente votó por la Presidenta Bachelet, no por el programa?
-Así es. La Presidenta Bachelet habría tenido igual apoyo con otro programa o sin programa. Yo creo más en una agenda ciudadana, más que ideológica y estamos disponibles para eso.
¿Coincide sí en el diagnóstico de Bachelet candidata respecto al país?
-Absolutamente. Hay un diagnóstico compartido, lo que ocurre es que diferimos en el origen y la forma de resolverlos. Chile ha avanzado en todo, por ejemplo en pobreza y podemos seguir bajándolas, aun cuando las brechas de desigualdad siguen elevadas. El mero chorreo no resuelve los problemas, entonces hay que hacer políticas públicas más agresivas, por eso he sido partidario de hacer una reforma tributaria que apunte a reducir la desigualdad en el origen, con la educación, generando oportunidades. Hay que tener salas cuna, buena educación preescolar, educación técnica profesional, básica y media. ¿Necesitamos más recursos públicos? Sí, pero para corregir las desigualdades en el origen. El gobierno apunta a la gratuidad en la educación superior, donde no está el problema y además, discrimina porque sólo le dará a algunos alumnos de algunas universidades. Es decir, corrige mal e injustamente.
Lo mismo con la reforma educacional que debió partir por el sector público. El punto es mejorar la calidad de la educación. Ese debiera ser el objetivo. Por eso la Presidenta tiene cada vez mayor rechazo y menor aprobación.
CASOS JUDICIALES
"Avanzar en transparencia total en los aportes", dice el parlamentario en relación a la forma en que debe financiarse la política. En mayor detalle, sostiene que los recursos no deben venir exclusivamente del Estado, sino también de los ciudadanos, pero no de las empresas, con el fin de evitar problemas de credibilidad y potenciales conflictos de interés.
"Llevo 21 años en el Senado y creo tener la percepción de estar frente a políticos honestos, trabajadores, comprometidos. Si los comparo con otras realidades de América Latina, el estándar chileno es muy bueno. Eso no significa que seamos perfectos. Se ha mediatizado bastante nuestra labor, pero en el promedio es bastante razonable", apunta.
Usted ha dicho, respecto de las investigaciones en curso, que hay más severidad cuando se trata de personeros de la UDI y una más laxa cuando son otros ligados a la Nueva Mayoría. ¿En qué funda aquello?
-Estos aspectos que han afectado a todo el espectro, sólo se han concentrado en un solo sector: la oposición, a sabiendas que las malas prácticas han estado presentes en todos los ámbitos, incluida las presidenciales. El hecho que sólo se focalice, o formalice a gente de la oposición, nos hace sentir mal porque, o están todos formalizados, o nadie.
En el ámbito político se ha cargado a la oposición. Yo respeto a las instituciones, pero pido igualdad de trato.
¿Y ese es un llamado a la Fiscalía, a los jueces?
-A todos los actores, desde el SII, la Fiscalía, los jueces. No interferimos en sus decisiones, respetamos el estado de derecho, pero pedimos justicia en términos normales. No pedimos ni más, ni menos, ni beneficioso, ni perjudicial, igual que cualquier ciudadano. No es mucho pedir, pero es lo que reclamamos.
Esto es bastante transversal. ¿Por qué no se solucionó antes? ¿El problema está en la ley?
-Creo que es una ley que se ha cambiado en su interpretación. Siento que los fiscales están el significado, la consecuencia de determinados actos. Actos que antes tenían consecuencias administrativas, hoy tienen consecuencias penales. Entonces están creando un nuevo delito y eso es muy discutible. Yo creo que los tribunales no aceptarán esa interpretación, aunque puede haber algún caso de conducta delictual.
Probablemente lo más complejo para la ciudadanía es esta relación entre política y empresa. No se sabe de qué forma se retribuye la ayuda económica…
Ese es el problema. El conflicto de interés. Esa es la duda de la ciudadanía y por eso es muy necesario tener un muro infranqueable entre ambos mundos.
Percibe que la UDI es la especie de "niños símbolo" de esta asociación entre política y negocios. ¿Cómo siente aquello?
-Yo entré a la UDI porque es un partido que desde las ideas de la libertad quiere darle oportunidades al mundo popular, al mundo vulnerable. Creemos que esas ideas son las que solucionan los problemas de la gente y no el socialismo. Entonces, cuando estalla lo de Penta y aparece la UDI comprometida con la empresa más que con el mundo popular, a mí me duele, porque no me metí a la UDI para servir intereses económicos. Si así fuera habría ejercido mi profesión de abogado, habría vivido tranquilo, pero tengo un compromiso social de justicia.
El partido está hoy diseñando su estrategia electoral y en el caso de Antofagasta, la intención de Larraín es que sean los militantes locales quienes definan sus candidatos.
"Manuel Rojas es el líder natural de la UDI en la región, es nuestro principal referente; lamentablemente no fue senador por situación puntual. Él debe definir su futuro junto a la gente. No seremos nosotros quienes lo diremos… Lo que está claro es que Manuel Rojas sería un gran alcalde, un gran diputado, o un gran senador", dijo el parlamentario.
Al tiempo, llamó a limar las diferencias que existen en la colectividad local, los que conoció en detalle tras su visita de dos días a la zona.
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