El portal WikiLeaks publicó ayer una lista con el nombre de 29 miembros del Gobierno de la Presidenta brasileña Dilma Rousseff que fueron espiados por la Agencia de Seguridad estadounidense (NSA) durante el comienzo de su primer mandato, iniciado en 2011.
La divulgación de la lista se produce sólo días después de que Rousseff y el Presidente de EE.UU., Barack Obama, se reunieran en Washington para acabar con las tensiones por el espionaje de la NSA.
Las relaciones entre ambos países se encontraban congeladas desde 2013 debido, precisamente, a denuncias de práctica de espionaje por parte de los servicios secretos estadounidenses.
La reunión entre ambos mandatarios, que tuvo lugar el 30 de junio, estaba inicialmente programada para octubre de 2013, pero Brasil la canceló después de conocerse que las agencias de inteligencia estadounidenses espiaban sus comunicaciones personales.
La lista revelada ayer por WikiLeaks señala que, además de la Presidenta, EE.UU. espió la comunicación de otros 29 miembros de su Gobierno, entre los que se encuentra el exjefe de la Casa Civil (Presidencia) Antonio Palocci y el exministro de Relaciones Exteriores, Luiz Alberto Figueiredo Machado.
El documento también incluye a miembros del equipo económico de la Presidenta, así como de la diplomacia brasileña, entre ellos los embajadores de Brasil en Berlín, París, Ginebra, Bruselas y Washington.
Las escuchas registraron, además, conversaciones mantenidas en el interior del avión presidencial, durante viajes oficiales, según el portal web.
"Hasta en sus viajes oficiales la Presidenta Dilma no estaba protegida de interceptaciones, ya que la lista de blancos incluía el teléfono satelital Inmarsat en el avión de la Presidenta", precisó la organización en un comunicado.
WikiLeaks no informó la fecha de las escuchas.
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, afirmó en la página que la publicación divulgada ayer demuestra que EE.UU. "tiene un largo camino por recorrer para demostrar que la vigilancia a los gobiernos 'amigos' ha terminado".
Y agregó, en tono irónico: "Aún cuando pudiéramos confiar en las garantías de que EE.UU. ya no pone a Dilma como blanco de escuchas, lo que no se puede hacer, es difícil imaginar que la Presidenta pueda administrar Brasil hablando solamente consigo misma".
"Si la Presidenta Rousseff quiere ver más inversión estadounidense en Brasil como resultado de su reciente viaje, ¿cómo puede asegurar a las empresas brasileñas que sus homólogos estadounidenses no tendrán la ventaja proporcionada por esta vigilancia?", cuestiona Assange.
"espionaje económico"
Wikileaks dijo entender que Washington no sólo buscaba con la práctica saber lo que hacía o decía la Presidenta sudamericana, sino que quiso promover una "campaña de espionaje económico contra Brasil".
La deducción, según Assange, surge del hecho de que en la lista de teléfonos interceptados estaban los de los principales responsables por administrar la economía brasileña, entre ellos el presidente del Banco Central y el de los ministros de Planificación y de Hacienda.
En 2013, documentos entregados por el excontratista de la Agencia Nacional de Seguridad Edward Snowden al periodista Glenn Greenwald, revelaron que esa agencia de inteligencia espió las comunicaciones de Rousseff, de empresas, ciudadanos y miembros del Gobierno brasileño.