En junio el grupo colombiano Empresas Públicas de Medellín (EPM) concretó la compra de Aguas Antofagasta al grupo Luksic a cambio de US$965 millones. La operación -anunciada con algunas semanas de anticipación- generó un amplio debate en la zona respecto del futuro y rol de la compañía encargada de un suministro estratégico en una región como la nuestra.
Una de las primeras acciones concretadas por EPM -firma que entrega servicios de electricidad, gas, agua o tratamiento de residuos a más de 20 millones de personas- fue nombrar en la gerencia general de Aguas Antofagasta al ingeniero colombiano de 48 años, Fredy Zuleta.
Pese a que reconoce no estar familiarizado con las tecnologías de desalación, el ejecutivo posee una experiencia de más de 15 años en EPM. Antes de llegar a Antofagasta se desempañaba en Brasil, para una firma que se especializa en la reutilización de aguas lluvia.
Tras un mes en la testera de la sanitaria local, Zuleta comparte sus primeras impresiones del negocio en la zona y los desafíos que enfrentará junto a la compañía.
¿Cuáles son las impresiones que dejan las primeras semanas administrando la compañía?
-Estoy gratamente sorprendido con muchas cosas, demasiados temas por abordar y entender, creo que hay muchas oportunidades de cosas por hacer para integrar conocimientos, que es una de las razones por las que EPM quiso entrar a Aguas Antofagasta. Acá hay una gran cantidad de cosas que pueden aportarle al grupo y viceversa.
¿Cuál es el análisis respecto del capital reputacional de la empresa?
-Creo que hay cosas valiosas que son importantes de mantener, ya que somos la empresa que presta el servicio históricamente -desde Essan- en el desierto más árido del mundo, lo que es un tema que impacta. Es impresionante todo lo que tuvo que hacer el país para que uno pueda llegar a abrir la llave del agua en un hotel sin pensar que tuvo que recorrer 150 kilómetros desde las fuentes o las desaladoras que son una tecnología que en el mundo aún se está mejorando permanentemente.
Hay un gran esfuerzo que es admirable, y hay otros temas que se pueden mejorar, y ese es nuestro desafío.
calidad
Parte de la comunidad cuestiona la calidad del suministro, la forma como se hizo la privatización de la compañía y su venta a un consorcio extranjero ¿sienten que los ojos de la gente están puestos sobre su gestión?
-Sabemos que tenemos una responsabilidad por ser extranjeros y por comprar una concesión que ha generado ciertas inquietudes en la comunidad, y sabemos que las personas sienten preocupación respecto del servicio que presta Aguas Antofagasta, en específico respecto de la calidad del agua, que creemos es un tema de falta de comunicación.
En lo respecto al arsénico, eso ya es un mito que sin embargo sigue en el inconsciente de las personas y sobre lo cual debemos trabajar. Asimismo, hay otras cosas que la ciudad reclama y que debemos escuchar con mucha atención.
¿Cuáles serían esos reclamos o los énfasis que pondrán en su administración?
-Queremos acercarnos mucho más a las comunidades. Eso está asociado a lo que el gerente general de EPM llama el ADN del Grupo, somos una empresa de capital público, multiservicio, con más de 60 años de historia, y ese no es sólo un hecho anecdótico. En nuestro interior como compañía está crecer al lado de las comunidades donde estamos.
EPM es completamente consciente de su responsabilidad social y con el futuro de las regiones donde opera, entendemos que no podemos ser reactivos a las demandas de la ciudadanía, debemos participar proactivamente y ese es un cambio fundamental en el sentido y norte de esta compañía. Entendemos los reclamos asociados a los temas de comunicación, cuando hay cortes de servicio que son necesarios pero no se informan oportunamente, respecto de las inversiones en reposición y mantenimiento. Estamos trabajando para que se note el cambio.
inversiones
¿En materia de inversiones dónde están las urgencias?
-Tenemos un plan de integración donde expertos del grupo -de distintos países- discuten las inversiones con la empresa. De ahí saldrá nuestro plan de desarrollo, ahí van a aparecer no sólo las inversiones, sino acciones en procesos, costos y gastos. Nos dimos un plazo de cuatro meses, nos quedan aún tres, por ahora es muy preliminar.
Nosotros no somos un grupo inversionista que esté acá para aumentar el valor de la compañía y vender en dos o tres años, no vamos a especular con el valor futuro de la compañía, sino a permanecer. Por tanto, haremos todas las inversiones que hagan perdurable el manejo de la empresa.
¿La intención es ampliar la desaladora existente o construir una nueva?
-Eso está en evaluación. Hay diferentes circunstancias, como la disponibilidad de predios en el sector sur de la ciudad y las economías de escala que se pueden lograr. Lo que es claro es que necesitamos aumentar nuestra capacidad para satisfacer la demanda.