Una linterna de ocho años
Que el tiempo pasa raudo, no es nada nuevo. Que va llenando de recuerdos el camino recorrido, que los logros y los fracasos forman una delicada filigrana, que va abandonando historias en algún desván olvidado. Pero, que la LINTERNA DE PAPEL cumple 8 años desde su reedición, es realmente notable. Con un tímido "Con permiso, maestro" y muchos deseos de reeditar esta historia, nos atrevimos, con Cery Toro, el 15 de julio de 2007, a retomar esta bellísima y larga tarea que inició Andrés, dándole ese nombre en 1946, a una serie de artículos que aparecieron en el diario "La Hora" de Santiago. ¿Por cuánto tiempo? No lo sabemos. Pero sí sabemos que en "El Mercurio de Antofagasta" se mantuvo encendida durante 23 años "sin que jamás dejase de encenderse", en palabras de Sabella. Y tal es así, y no nos cansaremos nunca de contarlo, que 3 días después de fallecido, aún aparecía la columna de Andrés. ¿Y cómo? Antes de viajar a Iquique, lugar en que falleció, Andrés dejó sus columnas preparadas.
Pero ¿Qué es una LINTERNA DE PAPEL? Es una columna en que tratamos, de preferencia, temas de arte y cultura: exposiciones pictóricas, lanzamientos de libros, recitales poéticos. Y las escribimos muchos amigos, periodistas, profesores, pintores. Y, por supuesto, debemos destacar la colaboración destacada de miembros de la Academia Chilena de la Lengua, Juan Antonio Massone, Osvaldo Maya y Sergio Gaytán.
Pero también debemos destacar el apoyo de dos Directores de "El Mercurio de Antofagasta": Mauro Robles, quien reencendió la LINTERNA con entusiasmo y visión de futuro. Hoy, Víctor Toloza Jimenez nos reserva y conserva el preciado espacio.
Andrés escribía sus columnas sólo, sin colaboradores. Y no nos deja de asombrar su oficio. No es fácil. Ni siquiera para el grupo multidisciplinario con que hoy contamos. Además, también Sabella la usaba para publicar problemas y exigir su solución. Y en eso, marcó rumbos. Hoy, Andrés estaría en primera línea defendiendo Antofagasta y sus habitantes de tantas iniquidades.
Por todo eso ¡Orza, maestro!.