Ant-Man: El Hombre Hormiga
Grata sorpresa: 'Ant-Man: el hombre hormiga', el nuevo título de los estudios Marvel, con dirección de Peyton Reed, es una película del género de superhéroes, entretenida, graciosa en la justa medida, con una trama que hace un repaso por muchas otras cintas y donde el único propósito es que el espectador disfrute de un espectáculo donde los efectos visuales y sonoros están -por fin- adecuados a la fórmula que presenta. Nada nuevo, cierto, pero todos los espectadores saben que esto es un producto comercial que aspira a vender entradas y no a ocupar un sitio definitivo en el desarrollo del cine.
Lo mejor es que supera las expectativas y se aparta de las cintas de estos típicos seres con poderes especiales que quieren salvar el mundo, que viven angustiados y que cada cierto tramo del filme pronuncian frases para el bronce. Acá el protagonista, Scott Lang (el comediante Paul Rudd) es un tipo común y corriente que viene saliendo de la cárcel con un solo propósito, estar a la altura de conquistar el corazón de su hija, quien vive con su madre y su padrastro, un oficial de la policía. Y por eso mismo, se gana la simpatía de todos desde el inicio: no es un tipo superdotado ni pedante, es un hombre que quiere reinsertarse en la sociedad.
El guión adapta el comic original de los años sesenta, cuando Ant Man era parte de 'Los Vengadores'. En ese entonces Hank Pym era un científico que podía reducir su tamaño, atravesaba por las típicas crisis de identidad y adoptada las identidades de Yellow Jacket o Giant Man. Al pensar en la actualización de este comic y para no repetir el recurso del científico (que se vio en 'Hulk' y en 'Iron Man'), escogieron precisamente a un antihéroe como El Hombre Hormiga y Yellow Jacket pasó a ser el personaje antagónico, un tipo brillante que alguna vez fue el protegido del doctor Pym (interpretado por Michael Douglas) y que ahora está dominado por la maldad y las ansias de poder.
'Ant-Man' es una película que cumple perfectamente con los códigos del entretenimiento: parte bien, se presenta al protagonista y su entorno y de ahí, directo al grano. Sin preámbulos ni momentos "trascendentales" como suele ocurrir, por ejemplo, con 'X-Men' y de manera odiosa en la serie reciente de 'Batman'.
Lo mejor de la película es cuando este ex criminal se convierte muy a su pesar en un héroe, al verse obligado a usar un traje diseñado por el doctor Pym y que tiene la facultad de reducirlo al tamaño de una hormiga. Todo esto para recuperar tecnología de una empresa que está experimentado con los conocimientos del doctor Pym y que desea transformar este prodigio en máquinas de guerra, vendidas al mejor postor.
Acá conviene una reflexión importante. En estos tiempos en que nada parece asombrarnos, el desafío más grande que tienen estas películas es trasladar a los códigos modernos estas ingenuas historias de la década de los 60, que eran leídas por los niños en revistas especializadas.
El director tuvo el buen gusto de poner el pie en el freno y reducir a la medida justa la cuota de humor gringo, sin caer en el mal gusto, haciendo que los momentos humorísticos se integren perfectamente a la historia, aprovechándose de los característicos secundarios que están precisamente para eso: proporcionar una dosis de humor y evitar que la película se vuelva excesivamente 'científica' o grave.
Aplausos especiales se los llevan los efectos especiales porque son capaces de hacer emocionante una batalla en una tina de baño o en un trencito de juguete. En este sentido, las escenas más memorables son, precisamente aquella que transcurre dentro y la pelea que ocurre en un trencito de juguete en la habitación de la hija del superhéroe.
Obviamente que no todo es perfecto, sobre todo porque tratándose de una película hecha pensando en la secuela se abusa del exceso de lugares comunes en donde, por ejemplo, el villano es el típico genio que roba los planos de la fórmula secreta para fines bélicos a escala mundial y la hija del doctor Pym es la ya muy característica mujer dura e independiente que, lo sabemos, terminará conquistando el corazón de este héroe a la fuerza.
Pero todo eso es perdonable. 'Ant-Man: el hombre hormiga' es entretenida, cumple con su propósito y no trata de pasar gato por liebre. Y si uno la disfruta sin complejos, se convertirá en un excelente vehículo para disfrutar del cine comercial y seriado que tendrá muy luego su segunda parte. Y ojo: quédese a ver los créditos porque después de ellos se dan las pistas precisamente de lo que será la segunda parte y esté muy atento al guiño que se hace a 'Los Vengadores' en medio de la película.