La historia de "chilenidad" de Carlos Santibáñez, el nuevo "10" naranja
c0breloa. El volante creativo ya estuvo en Chile y se regresó a su país para proteger a su familia. En menos de un partido demostró que puede ser una de las grandes figuras del torneo de la "B".
Cuando se dijo que el volante ofensivo que llegaba a Cobreloa para reforzar el equipo en Primera B era Carlos Santibáñez se viralizó cierto desdén por parte de los hinchas, mal acostumbrados a fichajes rimbombantes y arribos pomposos de futbolistas.
Y esas dudas quedaron en el olvido con apenas un tiempo en cancha, cuando el trasandino nacionalizado chileno se vistió de corto ante San Marcos de Arica. La primera pelota que tuvo cerca del área la mandó al fondo del arco tras sacarse al portero rival con una brillante finta.
Pero Carlos Santibáñez tiene una historia con Chile. Primero, porque su padre nació en la comuna de Lota, la que el pequeño mediocampista ni siquiera conoce. "Me dijeron que está cerca de Concepción pero nunca he podido ir. Mi viejo se fue a Argentina y aproveché ese lazo sanguíneo para nacionalizarme en el 2010, cuando vine a jugar por primera vez a Chile", comenta el jugador que rápidamente se ganó un lugar dentro del equipo naranja.
Sin embargo, en ese mismo año, el trasandino vivió una de las experiencias más fuertes de su vida, la misma que lo hizo dejar de lado una de las opciones de proyectarse en el fútbol chileno. El terremoto del 27 de febrero de 2010, cuando el jugador vestía la camiseta de Palestino y estaba radicado en la capital lo marcó a los 23 años.
"No dudo que estar en Chile era una tremenda oportunidad pero vivir un terremoto así, con tu hijo con apenas seis meses y en un país que no es el tuyo es una experiencia demasiado fuerte. Después de eso seguí en el club pero me fue imposible afirmarme porque la verdad es que quedamos traumados. Decidimos irnos porque sentíamos una sensación de vulnerabilidad grande".
en la cancha
Santibáñez sabe que mucha gente lo ve como "una eterna promesa" del fútbol, una que necesita estar en un lugar donde pueda desenvolverse en confianza. Y pareciera que ese lugar puede ser Calama.
"Nunca voy a negar que mi carrera fue más bien irregular, con muchos altibajos y debe ser porque uno necesita adaptarse bien al lugar donde llega, tener un grupo de compañeros que te banque en todas. Estoy feliz acá, el grupo es muy unido y humilde pese a la insignia que llevamos. Nadie acá se siente favorito de nada y esperamos ganarnos un lugar haciendo que Cobreloa vuelva donde está. Yo conozco a César -Vigevani- desde Ecuador -trabajaron juntos en Mushuc Runa en 2013- y él me da mucha confianza. Tengo que devolverle esa misma confianza porque él me fue a buscar y me presentó este proyecto, me dejó claro lo que quiere de mí y siento que puedo aportar para que este club vuelva al lugar que se merece".
Santibáñez no le hace quite a jugar con otros volantes creativos en el mismo equipo. "Me he hecho amigo de Jorge Piris que además es bueno con el balón y nos asociamos bien. Pero hay varios más, como Ledezma. Yo feliz de jugar junto a ellos", cerró.
Vigevani lo conoce bien César Vigevani no pidió otro volante de salida. Desde el primer minuto pensó en Carlos Santibáñez para ser el nuevo enganche del equipo y siente que será fundamental. "Es un tipo muy hábil, inteligente en la cancha para hacer jugar a sus compañeros, lee muy bien los partidos dentro del campo y tiene experiencia. Cuando yo trabajé con él en Ecuador me rindió y por eso lo pedí. Sé que si se siente en confianza es un jugador gravitante y por lo que hemos visto en estas semanas que lleva con nosotros, está muy a gusto en el club".
6
equipos ha defendido Santibáñez en su carrera. Dos en Argentina, dos en Ecuador y ahora, dos en Chile.