Opiniones a favor y en contra despierta el proyecto de ley que restringirá aún más tanto la comercialización como el consumo de tabaco en el país.
La iniciativa, que acaba de pasar a la Cámara de Diputados tras ser aprobada en el Senado, prohíbe fumar en espacios públicos como parques y plazas, obliga a las tabacaleras a destinar el 100% de las dos caras principales de las cajetillas a advertencias y prohíbe el uso de conceptos como "light", "suave", "ligero", "bajo en", entre otras medidas.
La norma ha generado gran debate a nivel nacional pues, de aprobarse, reducirá los espacios donde los fumadores son aceptados (ya limitados por otras leyes) y porque además podría provocar la salida del país de esta industria.
APOYO
Pese a ser un fumador, el diputado Marcos Espinosa defendió el interés del Congreso en legislar elevando las restricciones al consumo de tabaco.
"Este proyecto busca que se respete el espacio de aquellas personas que no son fumadoras o adictas al tabaco, entonces lo que se está haciendo es implementar una política de bien común y desincentivar el consumo cada vez más creciente, sobre todo en la población joven", indicó.
La prohibición de fumar en parques y plazas impone un reto en términos de su fiscalización y así lo han planteado algunos detractores, sin embargo, el parlamentario piensa que existen los instrumentos necesarios para ejercer control y agrega que en última instancia "la sola prohibición inhibe el consumo".
Espinosa incluso piensa que las actuales medidas no serán suficientes para atenuar el consumo de tabaco en el país. Por eso planteó la posibilidad de subir aún más los impuestos con el objetivo de dificultar su consumo habitual y sistemático.
Además, dejó claro que "todas las medidas que impulse el Estado para atenuar el consumo de cigarrillos, las vamos a aprobar de manera muy entusiasta en el Congreso".
Una mirada distinta aportó el abogado y concejal Jaime Araya, también consumidor habitual de tabaco.
Araya está de acuerdo con que se prohiba fumar en lugares públicos donde es habitual la presencia de niños y que regule el negocio de las tabacaleras, sin embargo, cree excesivas algunas de las medidas planteadas en el proyecto.
"Me parece que es un exceso la regulación que existe. Se están restringiendo de manera arbitraria los márgenes de libertad personal. Tengo plena certeza de los daños a la salud que genera el tabaco, pero es muy contradictorio que por un lado se apruebe el consumo de marihuana y por otro se establezcan las penas del infierno para quienes fuman", apuntó.
También lamentó que parlamentarios que "se proclaman liberales y progresistas" promuevan restricciones a las libertades personales, y además llamó la atención respecto a lo que considera un "tema de prioridades".
"Me hubiese gustado una mirada distinta del Senado, francamente me cuesta comprender lo que está pasando. Hay miles de cosas por regular, mucho más importantes para el país, y lo hacen con el cigarro", reclamó Jaime Araya.
EXTREMO
La concejala Andrea Merino piensa que se está llegando a un extremo en lo que tiene que ver con regulaciones y control hacia los fumadores y recalcó que donde más hace falta la fiscalización es en las relaciones entre política y negocios.
"Realmente yo creo que los parlamentarios se deberían ubicar. No veo qué tan terrible puede ser que alguien se fume un cigarro, comparado con la cantidad de personas que libremente cometen delitos con el propio patrimonio fiscal del país y nadie les dice nada. Hay cosas que requieren con urgencia de fiscalización, el Congreso, los parlamentarios no tienen fiscalizadores", señaló la concejala, que también fuma con frecuencia.
En Chile 46 personas mueren al día por causas atribuibles al tabaco. El 9% de esas muertes son por cáncer al pulmón y el 55% por enfermedades cerebrovasculares.