"El Marciano": las claves de un best seller y su paso a la pantalla grande
cine. El relato trata de un astronauta que se debate entre echarse a morir o intentar ser rescatado en Marte.
Imagine a un astronauta que es abandonado en Marte, luego que fue dado por muerto tras una violenta tormenta de arena que obliga a sus compañeros de tripulación a dejar precipitadamente el planeta. De ahí en adelante el relato, en clave de ciencia ficción, sigue las peripecias que vive el astronauta Mark Watney, quien frente a la opción de abandonarse a su fatalidad y morir, o buscar una manera de que lo rescaten, opta por esta última.
Ese es el argumento de "El Marciano", primera novela del estadounidense Andy Weir que fue publicada al español en noviembre de 2014 por la colección Nova de Ediciones B.
Todo un fenómeno editorial que ya lleva tres ediciones en nuestro idioma y ha sido publicada en 28 países. Con medio millón de lectores en Estados Unidos a la fecha, este 2 de octubre estrena en ese país "Misión rescate", la película basada en el libro protagonizada por Matt Damon y dirigida por Ridley Scott.
AUTOPUBLICADA
En 2011, el hasta entonces desconocido ingeniero estadounidense Andy Weir publicó online y por capítulos "The martian", una novela que había comenzado a dar forma en 2009.
Debido al éxito que tuvo la puso en Kindle al precio mínimo, US$0,99.
Subió como la espuma y en tres meses vendió 35 mil copias. Las editoriales posaron sus ojos en ella y Weir vendió los derechos a la editorial Crown en febrero de 2013.
La narración de la novela recae principalmente en las entradas del diario de vida que mantiene el protagonista, Mark Watney, un botánico e ingeniero mecánico que reconoce sin tapujos una ineludible naturaleza nerd que va explicitando a lo largo del relato.
Desde confesiones en las que admite que en la universidad jugaba "Calabozos y Dragones" y odiaba a sus compañeros hippies, a su respeto por la celebración del Día de Acción de Gracias, el protagonista delinea un temperamento bonachón y pragmático, no cediendo a la desesperación ni a los reclamos existencialistas de cualquier otro menos de ánimo templado.
Watney es un científico las 24 horas del día, que maneja el agua y el fuego, que maldice a la termodinámica y la entropía pero nunca al destino o Dios.
Para no enloquecer, comienza una tenaz rutina de mantenimiento de lo que queda de su campamento, esperanzado de que encontrará la forma de volver a la Tierra. Su devenir en la absoluta soledad marciana lo destina a solucionar los diversos problemas que lo acechan, poniendo a trabajar sus neuronas, sorteando con humor la sobrevivencia en base a papas y agua.
Hay quienes encuentran que "El marciano" abusa del detalle cuando explica maniobras o fenómenos científicos; por cierto abundan los cálculos matemáticos que casi retan a tomar papel y lápiz y comprobarlos. Y también los chistes escatológicos, un tanto bobos.
Pero la voz del protagonista suena honrada cuando comenta "el majestuoso ciclo natural" que reflejan las cosechas que logra, su infantil vanidad de ser "el rey de Marte" o bien cuando los días se vuelven cientos y lo gana la nostalgia de una conversación.
Como buen hijo de Estados Unidos, Mark Watney es un agrimensor y colono en potencia, feliz de nombrar los nuevos valles y planicies que descubre.
Cada tanto, el astronauta debe acudir a los más rudimentarios y maravillosos inventos humanos: hacer una cuerda, guiarse por las estrellas, fabricar una rampa, una brújula o un sextante.
Laborioso pasa el tiempo, escuchando "Staying alive" de los Bee Gees y bendiciendo a la cinta aislante que funciona en cualquier parte, incluso en Marte.
"La vida es asombrosamente tenaz. Se resiste a morir como yo", admite el protagonista cuando observa el comportamiento de unas bacterias.
Cuando el silencio se instala, entre la niebla y los cráteres de Marte, Mark Watney se reconviene con un "basta de ponerse filosófico" y vuelve a su lucha por sobrevivir.
EL AUTOR
Andy Weir (43 años) nació en California y aún vive allí. Es el hijo único de un físico y una ingeniera que se divorciaron cuando él cumplió ocho años. En su Facebook posteó una foto con Buzz Aldrin y su admiración por el astrofísico Neil deGrasse Tyson, especialmente en la serie "Star talk".