Breve paseo por las teorías literarias del XX
A hacer una revisión de las múltiples teorías, escuelas y métodos de análisis diseñados para hacer crítica literaria desde el conocimiento, y no necesariamente desde el mero juicio, nos damos cuenta que el recorrido ha sido largo y que sus senderos se han intersectado muchas veces para llegar, en ocasiones, a callejones sin salida. Hoy muchas de las propuestas, de aspiraciones más bien científicas y centradas en el uso del lenguaje, se consideran obsoletas pues la creencia de que la literatura es una disciplina encerrada en sus propios códigos y en su propia inmanencia, ha quedado cada vez más rezagada. Incluso las teorías más revolucionarias, que plantearon un análisis desde la cultura y lo social, se han hecho a un lado para esperar la venida de un nuevo paradigma. Esta nueva apuesta aún no asoma del todo, pero se cree que vendría a canonizar la relación entre el sujeto (lector) y objeto (texto) y que la obra literaria devendría de esa articulación, planteando una experiencia de la lectura en la que el lector produce al texto y el texto produce al lector.
Si tomamos la vereda de los enfoques críticos basados en el lenguaje, nos encontramos con el Formalismo Ruso a principios de siglo, haciéndole el peso al subjetivismo y simbolismo del XIX, oponiéndose a elementos externos como la biografía del autor y el contexto histórico, para preocuparse de la autonomía de la literatura y de sus características formales y específicas. Le sigue la Escuela de Praga con sus propuestas de análisis semióticos, fenomenológicos y estructurales. Luego el Estructuralismo recoge lo anterior y plantea que la obra literaria es una construcción, una fabricación no natural como resultado de sistemas de significación. Para analizarlos, indagan leyes que conforman sistemas y mecanismos, a través de los cuáles los signos se relacionan y producen significado. Ya en lo setentas el Deconstructivismo y la Escuela de Yale adoptan la postura contraria a este racionalismo estructuralista y legitiman las lecturas individuales, estableciendo que el auténtico sentido de un texto es inalcanzable, abogan por la pluralidad y la diferencia y por las lecturas oblicuas en busca de subtextos. De la otra vereda aparecen las escuelas derivadas de los estudios de la cultura y la sociedad: análisis psicológico, poéticas, elementos de la comunicación, teoría de la recepción, crítica feminista y postcolinialismo.
María Constanza Castro M.
Académica Escuela
de Periodismo UCN
Máster en Literatura.