Septiembre nace con las banderas. El cielo es entonces una vasta fragua de colores. Las banderas recuerdan un oleaje. Septiembre podría competir con un millón de pájaros: ¡tantas alas tiene! …
El "18" se espera todo el año. Con el "18" triunfan los sombreros nuevos, el zapato cegador; con septiembre empieza la Primavera; y la Primavera aparece detrás del último ¡Viva Chile!, detrás de la sombra de las banderas rezagadas, detrás de la estela de música de las "ramadas".
Parece que el "18" fuera número mágico: cuando rojea en el calendario, septiembre ya restaura el verde y los árboles empiezan a acicalarse; la naturaleza se cubre de alegre sensibilidad y hasta los rostros muestran una plenitud de savias que avanzan.
El "18" de mi niñez asoma pintado de blanco; es una intensa franja blanca: la apretada hilera de sombreros de paja viendo marchar a los soldados de la Patria.
Y al hablar de los "18" de mi niñez, no puedo olvidar que en mi casona vivió una lora terrible. Era la reencarnación de alguna bruja atroz, docta en la tramoya y en las hipocresías. Sin embargo, era lora patriota, como ningún amigo de mi niñez; cuando desfilaban los regimientos por mi calle, volaba al balcón y gritaba, con su vozarrón de vieja soprano, el m´s tremendo ¡Viva Chile! Que oí en mi vida. ¡Ah, la lorita norteña, con tantas alas como el tricolor!
Seguramente, otros verán el "18" de color azul, y otros, verdoso. Pero si es que todos estamos de acuerdo en que decir "18" es decir sombrero al aire, jarro de vino, guitarra viva…
Y con el "18", empiezan las cuecas. La cueca es un remolino vital. Baile de alegría y de salud. Cada "pie de cueca" exige un combate de gracia, donde los bailarines giran llenos de banderitas y de "huifas"; la cabeza se deshace en el desorden del pelo, las manos se estiran acto estrellas y el pañuelo flamea en llamas. ¡La cueca es el diálogo donairoso entre el hombre y la mujer!
N. de R. Textos tomados de "Chile, fértil provincia…", de Andrés Sabella.
Andrés Sabella