Terremoto en Chile. En esta ocasión para entrar en la lista de los Top Ten, un 8.4° Richter con epicentro 42 kms al oeste de Canela Baja. El comentario viene de inmediato: ¿sorprende esto a alguien? No debería, ya que vivimos en el país más sísmico del mundo. Nuestros antepasados decían que un chileno promedio vivía por lo menos tres terremotos, en abril de 2014 Iquique y antes el 27/F de 2010.
Esa realidad que ya todos conocemos y sabemos que debemos vivir con ella, más aún aquellas comunas de borde costero, pues es eminente a posteriori el riesgo de tsunami. De ahí que haya algunas labores y responsabilidades claras, primero la comunidad debe informarse y prepararse como una base de cultura preventiva que debe partir por el autocuidado traducido en un plan familiar de seguridad.
Por otro lado, están las tareas de los organismos técnicos como Onemi que debe ocuparse de realizar ejercicios masivos como simulacros dirigidos a toda la comunidad, en el caso de Antofagasta desde el 2013 que no se ejecuta un ejercicio de esas características, los últimos dos años sólo se han hecho simulacros de colegios.
En la actualidad nuestra región cuenta con un gran número de población flotante e inmigrante que no conoce las zonas seguridad, sirenas, mensajes de texto, etc. Es deber de la institución educarnos y prepararnos ante situación de emergencia, su rol no puede ser sólo reactivo.
La situación más preocupante es que un país con el nivel de desastres aún no cuente con una política pública actualizada, que siga durmiendo en el Congreso el "Proyecto de ley que establece el Sistema Nacional de Emergencia y Protección Civil y crea la Agencia Nacional de Protección Civil". Una vez más para nuestros parlamentarios parece ser mejor la foto en el desastre que tener una institución preventiva.
Necesitamos urgente una gestión de riesgos de desastres y como se dijo en las redes sociales ¿cuántos minutos se demorara el Gobierno en declarar estado de excepción? Al parecer no aprendemos nada de nuestra experiencia, mientras la comunidad se ve enfrentada a procesos de rehabilitación o reconstrucción lentos. La invitación en esta ocasión es que desde el nivel local alcaldes, juntas de vecinos, centros de estudios, organizaciones civiles del voluntariado y comunidad se preparen. No espere un terremoto para tener un kit básico de emergencia en su hogar.
Irina Salgado
Magíster Gobierno y Políticas Públicas