El norte concentra cinco de los seis últimos terremotos en el país
SISMOS. Expertos advierten que el fenómeno de esta semana no tiene ninguna relación con el megaterremoto esperado para el extremo norte del país.
El norte del país concentra cinco de los seis grandes terremotos ocurridos en Chile en la última década. Por su magnitud, el de esta semana -con epicentro en Illapel- entra en el segundo lugar de esa lista, sin embargo, los expertos advierten que este sismo no tiene absolutamente ninguna relación con el megaterremoto que se espera para el norte de nuestro país y el sur de Perú.
En efecto, el último movimiento telúrico que afectó a buena parte de la zona centro norte de Chile y que alcanzó 8,4 grados Magnitud de Momento (MW) según las mediciones del Centro Sismológico Nacional (CSN) de la Universidad de Chile, era según los expertos "completamente esperable" dada la geografía de nuestro país.
"Este es el típico terremoto de subducción en Chile. Lo único que trajo de particular es que tuvo su localización epicentral muy cerca de la línea de costa y luego se comenzó a propagar el deslizamiento hacia las zonas más cercanas a las placas de Nazca y Sudamericana", explicó Gabriel González, investigador principal del Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (Cigiden).
De acuerdo al modelamiento realizado por los investigadores de este centro, el terremoto de esta semana generó un deslizamiento de las placas de hasta 8 metros. "Eso es mucho. Y lo que ocurre es que el deslizamiento llegando a la fosa fue menor, lo que generó un levantamiento del fondo marino que provocó una deformación de la columna de agua levantándola entre 9 a 8 metros en algunas zonas donde se evidenció con mayor fuerza el tsunami", explicó González.
Según detalló el profesional, el fenómeno de esta semana tuvo una duración de 280 segundos, y su intensidad máxima la alcanzó cerca del segundo 55.
Registros
De acuerdo a los registros, el terremoto de mayor magnitud ocurrido en Chile durante los últimos 10 años fue el del 27 de febrero de 2010 con epicentro en Constitución. Ese movimiento alcanzó 8,9 grados MW y pudo ser percibido desde la Región de Coquimbo hasta la zona de Los Lagos.
Más atrás, se ubican cinco grandes sismos, todos ocurridos en el norte del país: Illapel 2015 (8,4), Iquique 2014 (8,2); Tarapacá 2005 (7,9); Tocopilla 2007 (7,7); e Iquique 2005 (7,5).
Según González, no hay otra interpretación más para explicar ese "enjambre sísmico" que "estaban propensos a romper y deslizarse. Había energía suficiente para generar una inestabilidad que rompa y se genera el terremoto", dijo.
El terremoto del pasado miércoles 16 se ubica cuarto entre los más fuertes en la historia de Chile de tras de uno ocurrido en Vallenar el 10 de noviembre de 1922 al marcar 8,5 en la escala de Richter; segundo el que tuvo epicentro en Constitución en febrero del 2010 con 8,8 y sólo superado por el de Valdivia en 1960 que tuvo una magnitud de 9,5 grados en la escala mencionada con anterioridad.
Además, este sismo se produjo a 72 años del último movimiento telúrico de consideración en la zona afectada. En 1943 se produjo uno en la localidad de Canela y según registros este tuvo una magnitud de 8,2 grados.
Ondas
En Antofagasta el fenómeno fue percibido mayoritariamente con un movimiento ondulante muy suave a diferencia de lo que otras veces nos presentan estos sismos. Sin embargo, el director del Centro Sismológico Nacional (CSN), Sergio Barrientos, explicó que todos los terremotos de este tipo producen el mismo tipo de onda. Cómo se siente, depende de dónde esté ubicado el observador.
"Se producen las ondas P, que tienen un cierto sentido de movimiento, las ondas S, que tienen otro movimiento y también una onda superficial. Algunas ondas llegan antes que otras y el temblor se va sintiendo de manera distinta", indica.
"Hasta ahora no hemos notado nada distinto", agregó.
Asimismo, los expertos y científicos coincidieron que "si algo de positivo tuvo este terremoto fue el hecho que la zona liberó una cantidad de energía importante y que ayuda que a futuro se produzcan movimientos de menor intensidad".
Sin embargo, González advirtió que el terremoto ocurrido esta semana no tiene absolutamente nada que ver con el gran evento sísmico que se espera para el norte de Chile y sur de Perú. "No tienen nada que ver, este rompe en la región de Coquimbo y el otro lo esperamos para la zona comprendida entre Mejillones e Hilo, Perú. Están muy distantes", dijo.
Respecto del tiempo esperado para su ocurrencia, el profesional explicó que "no es posible determinarlo. La energía que actualmente hay acumulada en la zona norte de Chile ya podría producir hoy o mañana un terremoto de 8.9 MW", advirtió.
Ranking Mundial
Tal como lo recalcara la propia Presidenta Michelle Bachelet a la mañana siguiente del movimiento telúrico en Illapel: seis de los 25 terremotos más potentes de la historia en el mundo, ocurrieron en Chile.
De acuerdo a la información recopilada por la agencia estadounidense USGS -que estudia los fenómenos naturales a nivel global- nuestro país lidera el ranking de mega movimientos telúricos, no sólo por la magnitud, sino también porque es el país que más se repite en la nómina.
De los 25 más grandes del mundo, la lista es encabezada por el ocurrido en Valdivia en 1960, que tuvo una magnitud de 9,5. Le sigue el terremoto ocurrido en Alaska, Estados Unidos, en 1964 (9,2) y el de Sumatra en 2004 (9,2).
Más atrás, en el sexto lugar de este ranking aparece otro megaterremoto ocurrido en Chile, el de Arica en 1868 (9), en el octavo está el de Biobío 2010 (8,8), Valparaíso 1730 en el duodécimo lugar (8,7) y Vallenar 1922 (8,5) en el vigésimo primero puesto.
El último del ranking, en tanto, es el que afectó la noche del miércoles a nuestro país con epicentro en Illapel, región de Coquimbo: 8,4 en la escala de Richter.
Los cifras de los grandes sismos Mayores daños
El hecho que un terremoto de la magnitud del que ocurrió esta semana no haya causado una catástrofe mayor se explica según los expertos en tres razones: las exigentes normas de constructividad impuestas en el país a partir del terremoto de 1960 y perfeccionadas sucesivamente; el hecho que las principales ciudades costeras -sobre todo del norte- en su mayoría estén asentadas sobre sustratos rocosos; y en el caso específico de este sismo, la lejanía con la zona de deslizamiento máximo que fue unos 60 kilómetros de la costa.