Blatter, entre las cuerdas
Comentarista deportivo
Esa es la situación en la que se encuentra el hombre más poderoso del fútbol mundial. El mandamás de la FIFA, ese hombre simpático, según dicen, pero manipulador.
A Blatter lo imaginamos como un boxeador que lucha para salir de ese rincón en que su rival lo tiene acorralado. Los golpes los recibe de todos lados, el sudor corre por sus sienes, pero a la vez es consciente que está perdiendo la pelea. A pesar que durante el combate ha usado triquiñuelas a ver si engañaba a su rival.
El Viernes 25 la justicia suiza le ha abierto un procedimiento penal por apropiación indebida y administración desleal. Las acusaciones se basan en la firma de un contrato perjudicial para FIFA con la Unión Caribeña de fútbol y pago desleal de 2 millones de francos suizos a Michel Platini, en 2011. Este pago es pura dinamita.
Si Platini es culpable de haber recibido sobornos, puede ser la prueba de que la podredumbre de la FIFA no solo corrompe a la periferia pobre, también al rico corazón europeo de la Premier, Bundesliga o la Liga Española.
Recordemos que la FIFA está muy tocada desde Mayo 2015, cuando siete altos dirigentes fueron detenidos por prácticas corruptas por indicación de las autoridades norteamericanas. Ahora la situación de Platini queda en entredicho, considerando que el francés es un candidato a suceder a Blatter.
El análisis más habitual en Europa de la corrupción FIFA retrata a un régimen clientelar en el que Blatter regalaba millones de francos suizos a las confederaciones de los países en desarrollo -América Latina, Caribe, Asia- a cambio de sus votos. Así se garantizaba la permanencia en el poder.
Se dice que Blatter ha perfeccionado el sistema de sobornos a cambio de votos ideado por el caudillo brasileño Joao Havelange, su mentor.
Ay, Dios mío, como estos hombres, que debieran predicar con el ejemplo, en el poder se convierten en delincuentes de corbata y autos de lujo.
¡Pero ya sabemos que el dinero fácil es muy tentador! ¡Pero esto no justifica su actuación!
"La FIFA es la prueba de que la democracia sin igualdad económica, no funciona", ironizó Rogan Taylor, de la Universidad de Liverpool.
Alberto Pescio