Daniel Contreras Palma
Quince años de incesante labor entre el pincel, la tela y el muralismo está cumpliendo el reconocido artista Luis Núñez San Martín. En más de una década dedicado al arte, la obra del pintor chuquicamatino es parte importante del paisaje de Antofagasta, en su incansable sueño por transformarla en "la ciudad de los murales".
Un sueño que Núñez ha logrado hacer realidad con cuatro gigantescas intervenciones artísticas en espacios públicos que hoy los antofagastinos y visitantes pueden disfrutar, siendo su mural la Casa Gibbs el más reconocido por la comunidad.
Pero Luis, no sólo se ha dedicado exitosamente al muralismo. En su carrera, también la pintura en formato tradicional ha tenido un importante lugar. Es por esta razón que al celebrar estos 15 años de trayectoria, el artista mostrará al público más de 40 obras de su creación, desde el año 1999 hasta hoy. Una exposición que será inaugurada la próxima semana para todo el público antofagastino, en el salón Chela Lira de la Universidad Católica del Norte (UCN).
¿En qué piensas cuando recuerdas tus creaciones?
-Recientemente el recuerdo que me ronda es el del trabajo que estaba instalado en el Club de la Unión. Además del valor patrimonial del edificio y de lo que representa para muchos antofagastinos, en ese espacio estaba instalada una obra que retrataba uno de los primeros "hogares" que albergó a este Club, donde seguramente se forjaron grandes planes para nuestra ciudad.
Esa obra incluso fue finalista para un concurso sobre identidad local y saber que ya no está me provoca una especie de nostalgia difícil de explicar.
¿Alguna anécdota mientras armabas tus creaciones?
-En la Casa Gibbs pasó algo anecdótico por decir lo menos. Ocurrió que en la inauguración alguien dijo que la señora que se asoma por un balcón es mi mamá. Luego un fotógrafo publicó esa imagen con la leyenda "la madre del artista". La verdad es que no es mi mamá, pero este homenaje que nació por casualidad, se lo merece de todas maneras.
¿Por qué te decidiste por la pintura como profesión?
-Fue inevitable.
¿Se puede vivir de esto?
-Es un oficio como muchos. A veces incierto y otras veces fructífero… creo que depende del propio creador. Es cierto que existen tiempos y ritmos distintos a los del mercado, pero finalmente quienes nos dedicamos a la creación podemos mantener los equilibrios entre lo que queremos expresar y proyectos interesantes donde se logra alcanzar una estabilidad de ingresos por algunos meses.
En este trabajo, entre más honesta sea tu propuesta, será mejor recibida por el público.
Pero ¿la gente compra cuadros?
-Mucho más de lo que se cree, pero el problema no es si se compran o no, sino cuál es el objetivo de esa compra. Si una persona quiere invertir en una obra de arte debe saber que no es una pieza decorativa. Comprar un cuadro "que le venga" a las cortinas es algo que tarde o temprano le pasará la cuenta porque probablemente las cortinas de su casa las podrá cambiar, pero un cuadro, un grabado o una escultura son piezas que nos acompañan toda la vida y es más, tal vez serán heredados a sus hijos.
Por eso una obra debe emocionarte, provocarte, hacerte reflexionar.
¿Cómo te relacionas con tus pares?
-Nuestro trabajo es más bien solitario y donde cada uno interpreta el entorno como le nace. Estas distintas miradas hacen que las sensibilidades afloren cada cierto tiempo y por eso es que se hace difícil plantearse como un grupo afiatado. A veces siento que si nos pusiéramos objetivos comunes, aunque cada uno trabajara por su lado, podríamos marcar un hito como generación.
Este es un momento donde grandes artistas como Juan Salva están exponiendo y abriendo nuevos espacios, maestros absolutamente vigentes y nuevas generaciones que vienen con otros lenguajes y mucha fuerza. Si hubiese una meta común, lograríamos grandes cosas. En este aspecto debo destacar la labor de don Waldo Valenzuela que no ha bajado los brazos y año tras año organiza instancias como Cristo en el Arte y el Salón de la Plástica Antofagastina donde todos tienen cabida, desde estudiantes de colegio hasta quienes nos dedicamos por entero al arte. Esos ejercicios de reunir en un mismo lugar a quienes están creando, nos entregan pistas sobre nuestros temas comunes.
¿Qué se viene a futuro?
-Estoy enfocado en la restauración de la Casa Gibbs. Como primera obra mural hay aspectos técnicos que se pueden mejorar y obviamente, hay que seguir previniendo los efectos del sol y otros factores ambientales.
Estamos reimpulsando el proyecto de la Plazoleta del Salitre como una propuesta integral, que incluya la luminaria y un kiosco de información turística. En su momento no se pudo concretar por un tema de permisos, pero junto a la Corporación Proa volveremos a la carga, para entregar un espacio amable a nuestra ciudad.
¿Existe un semillero artístico en la región?
-Nuestra región es altamente creativa. Hoy en día en que la creatividad se ha asumido como un valor, existen en la región múltiples talleres para potenciar los talentos locales. En la Universidad de Antofagasta además están reabriendo las carreras artísticas lo que sin duda dará contexto y herramientas teóricas a quienes tienen esa necesidad de crear.
El problema de la región, y el país, no es la falta de "semillas" sino más bien de jardines donde puedan lucirse los frutos.
¿Qué opinión te merece que existan tan pocas instancias para promover el arte en la zona?
-No estoy de acuerdo con esa afirmación. Al contrario, creo que en nuestra Región hay espacios muy interesantes, pero hay que salir a buscarlos. Existe una cartelera muy nutrida de actividades, la gran mayoría absolutamente gratis, pero quién sabe por qué razón, siempre prevalece la misma queja. La difusión tampoco es tema porque yo mismo puedo dar fe del apoyo que entregan los medios de comunicación, de los que estoy muy agradecido, a todos los que generan actividades artísticas.
"Es un oficio como muchos. A veces incierto y otras veces fructífero… creo que depende del propio creador".
entrevista. Luis Núñez san martín, cumple 15 años dedicado al arte: