Chocolat: la fina pastelería que tiene la magia y el encanto de la cocina familiar
COCINA. La historia de emprendimiento de una pareja que apostó todo por Antofagasta.
Ljubica Sukno y Rodrigo Behncke son una pareja especial. Son entusiastas, se complementan y se apoyan. Aunaron ideas y esfuerzos, y hoy son los flamantes dueños de la Pastelería Chocolat, un punto de encuentro obligado para los antofagastinos.
Chocolat tiene esa magia que logra reunir la tradicional pastelería chilena con sabores innovadores. A casi tres años de funcionar en un atractivo bulevar en Avelino Contardo, la pastelería también es sinónimo de emprendimiento y tenacidad.
"Vine a este mundo a alimentar a la gente, pero quiero marcar la diferencia", solía decir Ljubica, pero después de un largo camino de trabajo, no exento de obstáculos, esta ingeniera en administración pudo lograr su sueño.
"Siempre me gustó cocinar buena comida y sentía que tenía una cierta habilidad. Cuando me iba a casar decidí que iba a estudiar gastronomía para hacer cosas para mi casa, pero no pensé que a futuro me iba a dedicar a esto", agregó.
Hace casi nueve años llegaron a Antofagasta procedentes de La Serena. Tuvieron un negocio similar allí, donde pusieron todo su esfuerzo y recursos. Arrendaron una casa y la transformaron para poner un negocio.
Inicios
Pero los inicios fueron en la cocina de su casa. "Empecé a hacer tortas y otras cosas a pedido a través de amistades, pero a veces cuando hacía una torta demoraba mucho para que todo quedara perfecto, los merengues, los bizcochos...", dijo.
Rodrigo recuerda los primeros años juntos. El tenía un buen pasar ya que era ejecutivo de una empresa, pero un día se quedó sin trabajo. "Me juraba estrellita y pensé que me volverían a buscar, pero eso no ocurrió, entonces comencé a ocupar los ahorros y la cosa se puso un poco difícil. Por ello decidimos instalarnos con un negocio en La Serena. Nos instalamos, pero pagamos los errores que pagan los novatos. Arrendamos la casa y nos demoramos varios meses en abrir porque las reparaciones costaron más de lo esperado", precisó.
Sueño
Pero ya estaban en ese camino y se lanzaron con todo en el negocio "Dulce y Salado". La apuesta siempre fue hacer cosas de buena calidad. El concepto era preservar los sabores de la casa.
Al tiempo de trabajar surgió la posibilidad de cambiarse a otra ciudad, y así surgió Antofagasta, urbe a la que vieron con un atractivo.
Tras finiquitar el negocio en La Serena tomaron sus maletas y llegaron con muchos sueños y esperanzas. "Debemos agradecer a la ciudad todo lo que nos ha dado, la gente que te retribuye con cariño. La ciudad nos acogió de inmediato. Nos gustaría abrir una sucursal en el sector norte para agradecer a nuestros fieles clientes", manifestaron.
Al tiempo de estar en Antofagasta surgió la posibilidad de arrendar una casa. Los dueños construyeron un bulevar y con mucha consideración habilitaron todo para que la pastelería Chocolat fuera lo que es hoy, un lugar acogedor, donde se puede disfrutar ricos postres y sandwiches.
Actualmente este matrimonio, que fue bendecido con la llegada de su hija Florencia, tiene un negocio floreciente. Más de 35 personas en distintas áreas dan vida a la pastelería que se ha transformado en parte de Antofagasta.
Así es la historia de Ljubica y Rodrigo, que tiene todos los sabores de la vida, salpicada con gotas de amor y mucha perseverancia, un lindo ejemplo de emprendimiento y superación.
35 personas en diversas áreas trabajan en la pastelería, un punto de encuentro para los antofagastinos.
8 años en Antofagasta lleva instalado el matrimonio, un ejemplo de lo exitoso que es el emprendimiento.