Familias relatan el desafío de pagar una carrera universitaria
EDUCACIÓN. Aunque los indicadores han bajado, un informe de la OCDE revela que Chile es el tercer país con más gasto privado en educación en el mundo.
"La única manera de seguir adelante es trabajando. Pagar las deudas y trabajar".
El testimonio corresponde a un empleado administrativo de una línea de taxibuses y refleja muy bien las complicaciones que experimentan miles de familias en una de las regiones con los costos de vida más altos del país. Complicaciones que aumentan mucho más cuando hay hijos que educar.
Según cifras de la OCDE, Chile es el tercer país con más alto gasto privado en educación superior, (sólo superado por Corea del Sur y Japón, ver recuadro) con un promedio de 65,4%, es decir, de cada cien pesos que se destinan a este ítem, 65 los aportan las familias y el resto el Estado.
En Chile el aporte privado a la educación duplica el que exhiben en promedio naciones desarrolladas, y este empleado de taxibuses lo sabe. Tiene cuatro hijos, de 21, 19 y dos mellizos de 6 años, situación que lo obliga a redoblar esfuerzos.
Para solventar las mensualidades universitarias y escolares, más el arriendo de una casa en la villa Panorama, necesita $600 mil mensuales.
¿Cómo lo hace si gana $500 mil en su actual empleo?
"Es que aparte hago otros trabajos. Fíjese que incluso dejé de estudiar administración de empresas porque necesitaba tiempo. Estoy endeudado, como todo chileno", cuenta el jefe de familia.
Pero el mal momento no lo derrota. Hace cinco meses instaló una mini librería en su hogar. También venderá un furgón para pagar algunos gastos de los mellizos, porque asume que la educación es esencial para superar la pobreza.
"Es la mejor herencia que uno puede dejar a los hijos, para que puedan valerse por sí mismos. Es como una herencia de felicidad", indica el papá.
Incertidumbre
La familia Venizelos Solari gasta $610 mil mensuales en la educación de Yiannis Venizelos Solari (24), y su hermana Natalia (19), quienes estudian Ingeniería Mecánica en Inacap y Odontología en la UA, respectivamente.
El padre, Jorge Venizelos, es jubilado, y la madre, María Magdalena Solari, trabaja haciendo un reemplazo como profesora en el Colegio Don Bosco, ganando un sueldo de $400 mil mensuales.
María Magdalena siente incertidumbre por la gratuidad que comienza a regir el próximo año. Aún no sabe si el beneficio lo recibirá Natalia, en quien ha gastado 1 millón de pesos en materiales de carrera.
Además, la empresa para la cual trabajaba su esposo, dejará de aportar a la carrera de su hija, lo que podría complicar mucho la situación.
"Es súper cara la educación. En otros países es gratis y tienen el lujo de perfeccionarse. Imagínese que a esta niñita (su hija) tengo que comprarle los materiales. Tendré que entrar a trabajar, porque no alcanza. Y en la educación municipal apenas ganaría como $400 mil", manifiesta.
"Si tienes una buena educación desde que eres chico puedes convertirte en lo que imaginas. Esa es la diferencia. Si le das educación gratis al pueblo va a crecer en sus recursos y capacidades, va a crecer culturalmente", agrega su hija Yiannis, quien está a punto de egresar.
Acceso
Las compañeras de cuarto año de Ingeniería Comercial en la Universidad Santo Tomás, Francisca Araya (24) y Karen Pérez (23), al escuchar las cifras del informe Education at a Glance 2015 de la OCDE, se miran entre sí y ríen.
No pueden creer que en Chile las familias gasten 65,4% en educación superior, y en Dinamarca sea el Estado el que cubre esa necesidad.
"Para la calidad que tiene la educación aquí, no concuerda. Porque yo salí de un colegio particular subvencionado, no era algo barato. Y cuando llegué a la universidad noté que tenía conocimientos mínimos. Llegué sin saber nada en realidad", dice Karen.
El padre de esta alumna trabaja en una empresa de servicios y entre sus prioridades cada fin de mes está destinar $240 mil a la universidad y $200 mil al colegio de otra hija pequeña. Afortunadamente, sus ingresos le alcanzan, pero no sin sacrificio.
El papá de Francisca, la otra joven de la Santo Tomás, gana en promedio $1.500.000 al mes como administrador de una empresa.
Con eso solventa la educación de su hija, otro hijo y un nieto. Sumando todo, son $430 mil al mes en educación.
Otro caso
Jesús Alonso (24) es estudiante de Ingeniería en Mecánica y Mantenimiento Industrial de Inacap, y trabaja en una planta de fabricación de obras de acero para pagar sus gastos universitarios.
"Es complejo estudiar y trabajar porque se sacrifican horas de sueño. Por ejemplo, salgo de acá a las 23:30, llego a mi casa a medianoche y tengo que estudiar hasta las 1 ó 2 de la madrugada. Al otro día entro a trabajar a las 8:30. Llevo cuatro años en esto y era mi única opción para estudiar, porque a mis papás no les alcanzan los recursos", cuenta.
"Creo que para los que estudiamos en institutos la educación nunca será gratis, porque es un negocio. Prácticamente uno debe vivir bajo un puente para que te ayuden", afirma.
Disminución
Según la OCDE, "la participación del gasto privado en educación superior en Chile fue uno de los porcentajes más altos entre los países que componen la OCDE, sin embargo, dicho porcentaje disminuyó fuertemente durante los últimos años a pesar de que gran parte de la matrícula estudiaba en instituciones privadas". El proyecto de gratuidad del gobierno sólo beneficia a los planteles acreditados y sin lucro.
Familia debe endeudarse para pagar carreras
Marianela Mancilla (58) trabaja hace ocho años como cajera en un supermercado, donde gana $207 mil de sueldo líquido. Sus hijos mayores ya salieron del hogar. Pero Marcela y Camila (en la foto) aún la acompañan y estudian Derecho y Prevención de Riesgos, respectivamente. Ambas estudian con becas, pero Marcela tiene un crédito además. Eso aliviana su gastos en educación, los que bordean los $200 mil mensuales. "Mis gastos no sólo son el pago de su educación, también sus gastos personales. Eso me lleva a pedir préstamos y al final haces gimnasia todo el año con tus lucas", cuenta. Entró a trabajar porque su marido quedó pensionado y bajaron los ingresos del hogar. "Es un tema agotador, pero es la única forma de sostener a mis dos hijas", sostiene. La mujer cree que la educación debería ser gratuita, pero meritoria para que las familias puedan acceder a la educación superior. ¿Por qué tanto esfuerzo por educar a sus hijas? "Porque hoy todo es competencia. Mi hija más grande llegó hasta tercer año de ingeniería civil, hoy tiene un trabajo prácticamente de ingeniero, pero le pagan menos porque no tiene el título. Además que hoy las empresas pagan el sueldo mínimo a los que no son profesionales", relata Marianela.
Joven trabaja en turnos y al mismo tiempo estudia
Óscar Ledezma (24), trabaja en turno 7 por 7 como administrador en una faena. Además va en el cuarto semestre de Administración de Empresas, mención Recursos Humanos, en el instituto profesional Esane del Norte, donde gasta $84 mil mensuales, que no es complejo de financiar por su sueldo de $850 mil. Lo negativo es que se pierde semanas enteras de clases por su trabajo. Cuestión que remedia con un correo interno donde los compañeros comparten la materia. Tiene que hacer eso porque sus padres no financian su educación. "Todo va en las ganas que tenga uno mismo de surgir, desde niño me dijeron trabaja y consigue lo que quieres, porque si te dan todo al final no valoras nada", dice Óscar. ¿Qué opinas de que Chile sea un país tan caro para estudiar? "Con eso se le cortan las oportunidades a la gente, porque los que estudiamos en Esane, la mayoría somos de escasos recursos. Por eso está ligado para trabajadores", cuenta . Con su pareja esperan un hijo y quieren vivir juntos. Ella estudia en Inacap.