San Andrés
Mañana 30 de noviembre se celebra San Andrés, fecha importante en el calendario sabelliano, de la cual conservamos hermosos recuerdos. Sin que el escritor lo programara, el 30 de noviembre y el 13 de diciembre, su casa, ubicada en Uribe 666, era lugar de encuentro de los amigos que venían a saludarlo.
La querida Tía Martina era personaje importante, encargada de recibir, con una dulce sonrisa, a quienes venían a saludar al "Niño Andrés".
"Andrés era amigo de todos, era social y generoso, su espíritu lo llevaba a agrupar a las personas a su alrededor. Era un conversador admirable. Era un placer compartir con él" (Volodia Teltemboim).
En estas celebraciones y con la magia del poeta, desaparecían cargos, rangos, distinciones. Allí todos eran iguales: el médico, el cónsul, el rector, estudiantes. Todos tenían un solo distintivo: ser amigos de Andrés.
"A Andrés le encantaba conversar, recibir, compartir. A casa iba mucha gente, de todo tipo, incluso personas con las cuales no tenía afinidad. No hacía distingos. Era natural en él, le encantaba estar rodeado de amigos" (Elba Emilia González).
Y los recuerdos, las anécdotas, los parabienes, se entrecruzaban, enriqueciendo esos instantes mágicos en que se unían tantas personas diferentes, amalgamadas en torno al querido poeta. Y, de repente, la conversación era interrumpida por el carillón del reloj "Sabella Hermanos" que presidía el living de la casa del poeta y que no quería estar ausente de estas celebraciones.
Sabella decía: "Cada vez que se abre mi puerta, y cada mano que tiendo, es un corazón que se gana, es una luz que se enciende. En este sentido, yo me he enriquecido y estoy cierto que, en el fondo, también se ha enriquecido mi tarea de hombre y mi tarea de escritor. En la vida tenemos la posibilidad de comprender que somos hombres y que, como tal, la frente nos fue dada por Dios para servir."
Una vez más, en este día, como tantas veces lo hicimos, levantamos nuestra copa y decimos:
¡Orza, maestro!
María Canihuante