En el marco del proceso para formular una Nueva Constitución que ha emprendido el gobierno, se ha conformado un Consejo Ciudadano de Observadores, el cual deberá garantizar la transparencia de los Diálogos Ciudadanos, instancia de participación directa de la ciudadanía en la elaboración de las propuestas para una Nueva Constitución. A este efecto, la Presidenta de la República ha nombrado a quince ciudadanos en una combinación variopinta: desde futbolistas hasta abogados, pasando por músicos y dirigentes sindicales, con representación de todos los sectores políticos. A primera vista, tales nominaciones deberían alegrarnos por su diversidad; sin embargo, las dudas surgen a poco andar cuando se piensa en cómo tales observadores podrán cumplir su labor a cabalidad, de manera que efectivamente puedan cumplir con su rol: garantizar la transparencia de los Diálogos Ciudadanos.
Pero, ahondando en un examen crítico, muchos de ellos poseen posturas ya definidas en materia política. Es decir, se crea un consejo de observadores que nace parcializado. Desde el primer momento, desde Renovación Nacional llamamos al Gobierno a que encargara el proceso de educación cívica y los diálogos ciudadanos al Servicio Electoral, por dos motivos: el primero, pues es un servicio público neutral, de reconocida experiencia y prestigio en el país; segundo, porque al ser un servicio público, tanto la ciudadanía como el Congreso Nacional y, en especial, la Cámara de Diputados, pueden ejercer su rol fiscalizador de los actos de dicho organismo. Este organismo, como todos aquellos creados por decreto, quedan en un limbo jurídico, ajeno a la fiscalización directa de la ciudadanía y de los órganos fiscalizadores.
Por tanto, no cabe duda que, a través de este Consejo, el Gobierno busca dotar de legitimidad a un proceso constituyente improvisado, alejado de la sociedad civil y sin garantías respecto de la fiscalización de sus actos. Pero, lo que me parece más grave es que se comprometa y emplee a figuras tan distinguidas para inyectar credibilidad a un proceso que no la tiene. Las encuestas sistemáticamente han arrojado cuáles son las preocupaciones de los chilenos: salud, seguridad y educación. Es hora de que el Gobierno deje de priorizar sus preocupaciones y se preocupe de las de todos los chilenos.
Paulina Núñez
Diputada de la República