Andrés 2015
Hoy que es tu día, sabemos que te gustaría estar aquí, Andrés, dibujando los días que faltan para que otro año se guarde en algún lugar privilegiado de la memoria afectiva. Sabemos que te gustaría estar aquí, porque hay demasiadas cosas que arreglar y demasiadas palabras no dichas para componer el desajuste que nos pilló sin pausa.
Falta dramáticamente tu duende componedor de entuertos que iría por las calles poniendo ojos en los ojos y no en los celulares, que invitaría a una ronda de colores inmigrantes, que le pondría coronas de laureles a las reformas y se emocionaría tremendamente con los jóvenes booktubers que aman los libros hasta la obsesión.
Te gustaría estar aquí y en todos lados para luchar por las cosas de la sangre, esas que resuenan como un mar, dijiste.
Nos haces falta para volver a soñar con que las carreras que nos consumen estos días deberían empecinarse en buscar aquel abrazo perdido que no dimos a tiempo o que dejamos pasar, nos haces falta para volver a conversar como si fuéramos el párrafo que falta en el libro de la vida.
Ya ves que tu Antofagasta sigue siendo el lugar donde algunos de nosotros necesitamos vivir, aquí donde el mar sueña de espaldas y la roca aprende a decir tu nombre', esta misma Antofagasta a quien llamaste puerto capital del horizonte, donde necesitamos con urgencia la vastedad para poner la mirada sin que nada interrumpa la posibilidad de hacernos infinitos y luego regresar.
Dijiste que la ciudad surgió de una gota de sudor en cuyo interior se escondía la esperanza. Así ha sido. Los jóvenes han empezado a poner los acentos que faltan, los colores que esperábamos, la dignidad que había doblado las piernas. Con ellos irías por la noche, cantando y contando las historias que no tienen fin.
Sabemos que estás por allí, tratando de convencernos de alguna locura que nos vuelva más cuerdos; quizás estés, como en tu dibujo de enero, junto a la gaviota peregrina que está parada en la luna.
Patricia Bennett Ramírez.