Guagua Cochina (nasty baby)
Con seis películas -'La vida me mata' (su brillante debut en 2007), la popular 'La Nana' (2009), a la que suma 'Gatos viejos', realizada junto a Pedro Peirano (2010), 'Magic, Magic' (2013), 'Cristal Fairy' y ésta-, el director Sebastián Silva se ha ganado un lugar de privilegio en el cine nacional, a pesar de que en su último período esté filmando en Estados Unidos.
Cabe destacar que con 'La Nana', Silva ganó el Premio Altazor como mejor director y fue finalista para ser la candidata de Chile en los Premios Oscar 2010 y fue nominada a un Globo de Oro el mismo año, hecho que lo destaca como uno de los realizadores más promisorios en nuestra cinematografía.
Los guiones de sus tres primeras películas fueron escritos en conjunto con Pedro Peirano, mientras que ahora escribe solo. También no deja de ser interesante que sus películas 'Magic, Magic' y 'Crystal Fairy', se estrenaron en el Festival de Cine de Sundance 2013 y tiene el mérito de haber sido considerado como mejor director en ese certamen y uno de los tres directores chilenos que llegaron a la Quincena de Realizadores en Cannes 2013.
Con todos estos antecedentes, Silva se ha instalado en Nueva York, donde transcurre precisamente su nueva e inteligente propuesta: 'Guagua Cochina' (Nasty Baby), película en la que él mismo es el protagonista. Presentada en la Berlinale 2015, ganó el premio Teddy al mejor filme homosexual.
En este filme, Silva junto a actores estadounidenses, se refiere a una serie de temas que se entrecruzan y se retuercen en un nudo argumental impecable y muy vigentes: la convivencia de una pareja homosexual en Brooklyn, Freddy y Mo, que está interesada en tener un hijo a través de inseminación artificial para lo que cuentan con el vientre de una amiga en común.
A esto se suma un grupo de amigos, un barrio y un viejo de color que se hace llamar El Obispo, que tiene sus facultades mentales perturbadas y lentamente comienza a agrietar la tranquilidad de los vecinos del sector, en especial de Freddy, que anticipa algo que veníamos viendo en sus películas anteriores de manera directa o indirecta: una tendencia de sus protagonistas hacia lo desequilibrado, a la pérdida de un eje, a la carencia de lo que socialmente se reconoce como normalidad.
Pero lo valioso -y tremendo- de este notable filme es que navega de pronto, por caminos insospechados, peligrosos, turbios y casi al límite de la pesadilla.
Así, "Guagua Cochina' (Nasty Baby) es un filme que tan pronto nos revela la obsesión por la paternidad, sobre todo por parte de Freddy que colecciona sus fotos de bebé y está armando un video conceptual donde él mismo es un bebé recién nacido, deriva hacia la comedia con ese aire independiente característico del cine estadounidense que da cuenta de lo que sucede en las culturas, subculturas y barriadas en el corazón de Estados Unidos, específicamente en Brooklyn, teniendo a Nueva York como telón de fondo.
Ésta es una película que aparenta una liviandad que no la tiene, es un filme grande, inteligentemente concebida como un relato donde todo fluye hacia un final patético y abierto. La cámara, los encuadres, el tono, la iluminación y los espacios son indispensables para ir comprendiendo cómo se arma este potente retrato de un grupo de habitantes de un barrio donde parece incubarse una violencia soterrada y ancestral.
Algo perturbador tienen los filmes de Sebastián Silva. Lo veíamos en su brillante debut y lo constatamos en esta obra que es también una reflexión sobre la paternidad, el papel del artista en la sociedad actual e incluso sobre las relaciones humanas enfrentadas a un mundo intrínsecamente violento y mezquino.
Lo más destacado de esta película es que todo lo que muestra -en apariencias cotidiano y normal- queda completamente desarticulado al promediar el metraje, cuando descubrimos las sutilezas de la puesta en escena de Sebastián Silva, de la manera en que asume sin complejos su propia identidad sexual en un relato inteligente, subversivo y para nada típico, que habla sobre problemas latentes de la sociedad, constituyéndose en un hito para nuestra cinematografía y un punto alto, muy alto, para este director que hace rato se encuentra entre los grandes de nuestro cine. Un gran título para el período que está culminando.
Periodista, Magíster en Edu. Escritor, Académico U. A.
Víctor Bórquez N.