El 'Despertar de La Fuerza' de un Ewok luego de vivir horas de intenso calor
ESTRENO. Un recuerdo ayudó a convertirme en Ewok para ir a ver la última entrega de la saga Star Wars.
Mi primer recuerdo de Star Wars es nuboso. Un televisor muestra a joven con un arma futurista y su pequeña hermana rodeados de unos monitos estilo peluche que le ayudan a rescatar a sus padres, quienes son prisioneros de un gigante torpe.
Esa película se llama Caravan of Courage (con el tiempo noté que era del año 1984) y se centra en los Ewoks, una tribu que habita una nube verdosa del planeta Endor en el universo Star Wars. O sea que técnicamente mis primeros héroes, y mi primera cercanía con "La Fuerza" llegó con los Ewoks.
Eso fue a principio de 2000, cuando mi papá contrató TV cable en la casa y tenía ocho años.
Después llegó el Episodio II: El Ataque de Los Clones. Esa sí la tengo clara, porque me acuerdo que hasta me compraron el álbum y mi primer sable láser. Era de color azul por imitar al de Anakin Skywalker (el personaje principal).
Con algo más de conciencia de la realidad que me rodeaba, le dije a mi papá si podíamos ver las demás películas.
Me acuerdo que las arrendábamos de un en un videoclub que quedaba a cuatro cuadras de mi casa en la población Independencia de Calama.
Las vi todas. Primero La Amenaza Fantasma y luego la trilogía original (IV, V y VI). Y cuando miraba el Episodio VI: El Retorno del Jedi, aparecen otra vez los Ewoks y quedo impresionado con lo ingeniosos y organizados que son para luchar al lado de los "Rebeldes".
En ese instante el lado bueno de "La Fuerza" enfrentaba condiciones adversas contra el Imperio, comandado por Darth Sidious y su discípulo, Darth Vader, que ya no tenía una espada azul y se había unido al "Lado Oscuro".
En ese instante la tribu Ewok usaba armas primitivas contra ejércitos tecnológicos. Peleaban con valentía y morían al lado de sus camaradas.
Los Ewoks eran audaces y sin ellos quizás el Imperio habría seguido gobernando la galaxia, porque aparecieron en la instancia precisa.
Camino caluroso
Ahora soy uno de ellos y pregunto en una tienda de armas de "El Caracol" si tienen algún arco, boleadoras o una lanza. La mujer que atiende me mira entero y dice que no tiene idea de qué hablo.
En otro lugar intento adquirir una túnica. Y nada. La sociedad es incomprensiva con un Ewok. No sé qué hacer. En una hora, probablemente, tendré que unirme a otros Ewoks y pelear una batalla y no puedo conseguir armas. Podría llevar mi sable láser azul, pero lo perdí hace años.
En el camino al cine del mall la gente me reconoce como Ewok. Tengo mucho calor, mi piel debajo de mis pelos ewoks comienza a humedecerse y me preocupa.
Luego de minutos calurosos la maratón finaliza en la terraza del mall.
Allí encuentro colegas: Anakin, Yoda y Darth Maul, que saborea comida rápida de una caja. Me reciben muy bien y armamos un team Star Wars.
Al entrar a la sala se termina el martirio caluroso y sonrío como un Ewok ante la aceptación de la gente.
Comienza el Episodio VII: El Despertar de la Fuerza, estreno mundial del que Antofagasta no quedó exento y convocó a miles de fanáticos de esta saga, quienes esperaron años de años para verla.
En la cinta por suerte no tuve que sumarme a ninguna batalla, pero un pariente de los Ewoks elimina a cuatro stormtrooper en tres segundos tras sufrir un ataque de furia.
Se revuelven los recuerdos en mi mente con las películas anteriores y esta entrega que dirigió J.J. Abrams, que en el fondo significó, como otras obras de la cultura pop, una parte importante de mí.
En el fondo para una persona que nunca ha visto Star Wars, desde mi punto de vista, es el retrato de la lucha interna entre el bien y el mal. Por eso Anakin se pasa al lado oscuro, tal cual sucede cuando nos quebramos ante la tentación que ofrece la realidad.
El mal de la saga no es diferente al humano. Ataca al bueno mientras está amarrado y con pocas capacidades para defenderse. Pero todo cambia cuando aparece "La Fuerza" y surge el jedi que le dice "no mal en nosotros" y vencemos al "Lado Oscuro".