Ni creyente ni ateo
En el "Relato de la pampa salitrera" (Moretic, 1962), las referencias a los santuarios del Norte Grande, son casi inexistentes. La majestuosa novela de Sabella, "Norte Grande", reeditada en 1997, al decir de Moretic: "pareció estar destinada a llenar el notorio vacío que en la novelística significaba la inexistencia de una novela que reflejara la apasionante realidad del mundo salitrero". Lo que sucedió es que para el antofagastino, esta realidad, no incluía la dimensión religiosa. En un solo capítulo, breve, el personaje, según el autor, "No era ni creyente ni ateo". Además se refiere a la religión oficial, en este caso, el catolicismo.
"El catolicismo, continúa Sabella, le llamaba la atención. Así se identifica el personaje, se entretiene leyendo el catecismo, pero pronto empezará a leer "El Manifiesto Comunista". Allí se produce la conversión al comunismo, lo que no le impide reconocer que dos de los doce mandamientos siguen siendo importantes: No robar y no desear los bienes ajenos". Este cruce entre catolicismo y comunismo, ya se deja en evidencia en la novela "Tarapacá" (1903) de Osvaldo López y Nicanor Polo, bajo el seudónimo de Juanito Zola. Moretic, al parecer no la conoció.
En el plano de las ideas, la novela obrera se edifica sobre dos ejes: conquista del socialismo y una sociedad mejor, justa y solidaria. Y por otro, un profundo y sentido espíritu anti-religioso, aunque en rigor pareciera ser más correcto, hablar de anticlericalismo. Tema dominante a comienzos del siglo XX; el anticlericalismo se instaló en el imaginario de la época y conjugó alianzas bastante específicas: masones con dirigentes obreros de izquierda. Y por la otra vereda, conservadores y católicos. La lectura de la poesía obrera de la época, deja bien en claro que las protestas de los trabajadores no son en contra de la existencia o no de Dios, sino de la actuación del clero, a quien se identifica en alianza con la clase dominante o bien gozando de un estilo de vida ostentoso.
Bernardo Guerrero J.