Arraigo social y familiar
"No podemos seguir ampliando delitos y aumentando penas que afecten al grupo de siempre".
El derecho penal es un fragmento discontinuo dentro del control social. Esto es, la pena es una excepción cuando no hay otro remedio. De modo clásico además, se ha entendido que el sentido angular del castigo penal, es inclinar al que cometió un delito a que logre (re)insertarse social y familiarmente.
Sin embargo basta con seguir los medios de prensa nacional, para comprender que estos verdaderos axiomas de la etiología del delito, y su remedio, se difuminan como la visión de espejismo. La expresión malamente en boga, es colusión. Si nos detenemos acá, observamos que los hechos reprochados por la ciudadanía -y en los casos que existe condena, por la justicia- surgen de un grupo de privilegiados, de notables y líderes. No es el caso detenerse en alguna situación puntual, pero sí rescatar la regla común. De los actores en esos eventos, no puede predicarse carencia de redes sociales, inexistencia de familia ni de escolaridad.
Si la situación es esa, podemos comprender (no digo apoyar ni fomentar) que un joven o adulto marginal, sin hogar, toxicómano, sin escolaridad, saque un cilindro de gas desde el patio de una casa. Dentro de su condición de vida, la comisión de un delito no aparece luego de sofisticadas reuniones repletas de asesores; no se representa ex ante la pena probable ni la forma de eludir el castigo en un eventual juicio. Más bien sus rústicas alegaciones de descargo surgen ex post cuando la evidencia del delito es tan grande como sus carencias. El problema radica que para privarlo de libertad solo importa regularmente lo primero, ya que carece de arraigo social y familiar, y si queda en libertad, se dice, existiría un alto riesgo de fuga o reincidencia. El camino normal será la cárcel. Eso sigue alimentando la estadística, el 89% de los presos son pobres. Y es a ellos a quienes se apuntan las modificaciones legales, que aumenten el castigo.
De este modo aparece la verdadera crisis del derecho penal, sobre lo que tanto se ha escrito, y que en palabras de Hassemer podría comprenderse como una "Dialéctica de la Modernidad", tornando las normas de castigo y persecución en anacrónicas. En efecto, lo evidente nos muestra que no podemos seguir ampliando delitos y aumentando penas que afecten al mismo grupo de siempre. Se requiere un acto refundacional que no afecte de modo tan drástico a los que carecen de arraigo social y familiar.
Mauricio Suazo Araya
Defensor Penal Licitado