Alfonso Leppes Navarrete
Tuve el agrado de leer la carta enviada por el señor Gonzalo Saavedra Romero titulada 'Aldeas SOS'. Al analizarla la comparto y apoyo. Agradezco al señor Saavedra clarificar la verdad de la información.
El servir es una acción constante de Alfonso Leppes. Recuerdo cuando fue presidente de Rotary Club Antofagasta, cuando entonces por preocupación y trabajo personal hizo realidad conseguir en Clubes rotarios de Francia, más de cien marcapasos, instrumentos para enfermos del corazón que se instalaron a enfermos de escasos recursos que no tenían medios económicos para comprarlos.
Debo agradecer a Alfonso Leppes e informar que tuve la oportunidad de tenerlo dentro del Directorio de la Corporación de Ayuda al Disminuido Visual de Antofagasta, donde gracias a la institución alemana Christofel Blinden Mission, dos valiosas donaciones: un minibús para transportar a los niños ciegos y $160 millones para construir l local que tiene la escuela Nueva Luz.
Por años he visto y sigo viendo a Alfonso Leppes Navarrete sirviendo y sembrando sabiduría, valores, fraternidad y amor al prójimo.
René Opazo Ramírez
Comisión I
Hasta ahora, todo lo obrado sobre el problema de contaminación en Antofagasta me ha parecido de una irresponsabilidad supina, con declaraciones alarmistas y estudios contradictorios o carentes de rigurosidad, cuyo efecto ha sido confusión, alarma e indignación en la comunidad.
En este sentido, le agradeceré publicar los resultados sobre los temas de fondo del informe de la Cámara: ¿Hay o no contaminación en Antofagasta?, ¿de qué contaminantes? ¿En qué concentraciones?, ¿cuánto sobrepasan las concentraciones ambientales máximas permitidas? ¿A qué sectores afecta?, ¿cuántas personas han sido afectadas?, ¿cuáles han sido los daños a la salud?, ¿quiénes son los eventuales responsables?, etc.
Para que las medidas propuestas por la comisión tengan sentido, y se pueda adjudicar responsabilidades a empresas, autoridades o exautoridades específicas, el informe debiera despejar toda duda sobre la real naturaleza y alcance de la contaminación.
C.I. 8.941.884-4
Comisión II
Con interés leí su editorial del pasado domingo, las entrevistas a las diputadas Núñez y Hernando, y la columna del señor Díaz. Y si bien me gusta el silencio, hay cosas que siempre es bueno decir. Decir, por ejemplo, que resulta complejo de entender a la diputada Hernando argumentar que no había voluntad política, pues como padres nos cuestionamos ¿en qué momento la salud de nuestros hijos se volvió una negociación política?
Tal y cómo lo supimos desde el principio, nuestras voces como familias hoy no existen en medios de comunicación ni mucho menos en el Congreso. Quienes nos restamos de las campañas políticas y decidimos no usar este tema y a nuestros hijos como herramienta para fines personales, perdimos la importancia y nuestra opinión, la única realmente valedera, ya no sirve ni a los medios ni a los políticos locales.
Nosotros tenemos nuestro quehacer en otras cosas: en vigilar que nuestros hijos no generen alguna enfermedad más grave, porque entonces nos las tendremos que ver solos, ya que por más que los ministros y los jefes de servicio declaren en Valparaíso que todo está bien, el policlínico medioambiental es sólo un eufemismo. Nuestra preocupación redunda en ver cómo enfrentamos los efectos en la educación de nuestros hijos.
Porque con nosotros ningún médico, fuese político o no, tuvo la decencia de decirnos que en realidad nada se podía hacer. No. El Estado buscó las excusas para poder investigar con nuestros hijos y justificar así que sus planes servían, cuando en realidad era el organismo de nuestros hijos el que hacía el trabajo, limpiando de forma natural los metales que alguien puso ahí, al parecer por arte de magia.
Sé que al publicarla la mía será una carta que usted edite. Está en su derecho. Al fin y al cabo nosotros sólo somos uno más del pueblo, como dice la canción "todos los callados, todos los oprimidos, todos los invisibles". Nosotros somos los subestimados, los que piensan que pueden engañar o callar con poco, cómo a todo el resto de la población. Pero tenemos memoria y lo único que nos queda es el voto.
Gisela Contreras Braña
Vacaciones
Las extensas vacaciones veraniegas escolares son de descanso y sano esparcimiento. Complementariamente deberían contribuir a la formación de niños y adolescentes en aspectos: como el deporte, cultivo de lo intelectual y espiritual, ampliación de la visión del entorno humano y social. Sería una buena manera de hacer provechoso ese tiempo libre.
Patricio Farren Cornejo