"Queremos armar una ruta gastronómica con un sello que nos identifique a todos"
Impulsar la gastronomía local, desde la identidad de sus actores principales, potenciando el vínculo entre los pescadores, agricultores, cocineros, restaurantes, entre otros sectores, es justamente lo que busca el emprendimiento social "La Chimba, cocina con sentidos".
La iniciativa encabezada por el chef local Pablo Godoy ha dado un nuevo paso en su afán por fortalecer la gastronómica de la zona, en esta oportunidad, a través de la ejecución del Nodo Gastronómico Antofagasta que cuenta con el apoyo de Corfo y el Comité de Desarrollo Productivo Regional, que permitirá realizar el primer diagnóstico sobre la identidad gastronómica local.
En esta entrevista conversamos con Pablo Godoy, director gastronómico y Nicolás Salinas, director social del proyecto La Chimba: cocina con sentidos, sobre la ejecución del nodo gastronómico (que será lanzado mañana) y los cuatro proyectos ancla que desarrollarán a futuro en Antofagasta como son: los comedores comunitarios, panadería inclusiva, recetario familiar y la ruta gastronómica.
Caracterización
¿En qué consiste el Nodo Gastronómico y cuál será su alcance?
-El Nodo Gastronómico consiste en que vamos a empezar a generar todo el diagnóstico y levantamiento de información sobre la cadena alimentaria que hoy existe en Antofagasta, enfocada en el comercio gastronómico.
Queremos identificar cuáles son los productos que más se relevan dentro de la ciudad. Esto nos va a permitir generar una caracterización de los sectores productivos que se encuentran en la zona, tanto en la caleta de pescadores como el Alto La Portada, que es el sector agrícola, y ver de qué manera están llegando o se están utilizando en la ciudad.
Ese trabajo se va a hacer con 70 comerciantes de todos los sectores gastronómicos, donde tenemos contactada e identificada a gente del mercado, del sector sur y norte.
Esto nos va a permitir: generar un sello gastronómico en un futuro, consolidar una ruta gastronómica que va a relevar la identidad de Antofagasta y el turismo y sobre todo los productos que hoy se están comercializando en los sectores gastronómicos.
En esta búsqueda de la identidad gastronómica de Antofagasta, un punto relevante en el que se han enfocado es en rescatar aquellas recetas que han pasado de generación en generación ¿Cómo pretenden abordar ese objetivo?
Nuestros programas, además del Nodo Gastronómico, se enfocan en los comedores sociales, que son las cocinerías donde queremos empezar a desarrollar un trabajo con los campamentos, las juntas de vecinos, con los barrios, en ir identificando y consolidando cuáles son las recetas y comidas típicas que existen hoy en Antofagasta. Queremos volver al pasado y recordar un poco las recetas que nuestras abuelitas muchas veces nos hacían en nuestras casas, pero a la vez consolidar lo nuevo como es la mano extranjera que ha llegado a trabajar a la ciudad y que ha ido refrescando un poco las recetas.
Sobre todo hoy tenemos una gastronomía que se ha ido mezclando con lo peruano, colombiano, ecuatoriano, y no hay que olvidar veníamos de una gastronomía croata, china y árabe. Creemos que hoy uno de los valores que entrega Antofagasta es la multiculturalidad gastronómica que tiene.
El proyecto La Chimba: comida con sentidos, no solo se centra en la identidad gastronómica de la ciudad, también tiene una mirada social del tema como es el caso de la panadería inclusiva ¿cuál es la idea en esa materia?
-La estructura que estamos trabajando en esa iniciativa es con la escuela D-77 en donde hay nueve restaurantes que están trabajando con el pan que ellos producen. La idea es que sea una gran vitrina para que cuando los niños salgan del colegio tengan una oportunidad real de trabajo. Nosotros lo que queremos lograr en un corto plazo es generar un modelo de panadería social que les permita desarrollar un negocio a partir de esta experiencia con un sueldo acorde a lo que están haciendo, donde parte de las utilidades también se les repartan a los trabajadores, que los chicos sean capaces de armar micro negocios que le permita tanto a ellos como a su núcleo familiar poder mejorar su situación.
Otro punto relevante dentro de sus iniciativas dice relación con promover una alimentación saludable entre los niños, sobre todo en los sectores más vulnerables ¿desde qué mirada piensan abordar es tema?
-En este punto el trabajo está enfocado desde los comedores sociales. En ese sentido lo que a nosotros nos interesa es la alimentación de los niños y veíamos que era súper importante trabajar con las mamás que son las que en definitiva cocinan para ellos. En este caso, contemplamos un trabajo de transferencia de capacidades a través de talleres donde la adquieran conocimientos, herramientas y materiales, para conformar comedores sociales que garanticen la alimentación sana de los niños. La idea que es que puedan desarrollar un modelo de gestión que lo haga autosustentable a través de servicios alimentarios como almuerzos para diversos rubros y así generar una fuente de ingreso para los comedores y trabajadoras.
¿Cuáles son los objetivos que se han planteado a largo plazo con el proyecto La Chimba: cocina consentidos?
-Queremos armar una ruta gastronómica y llegar a un concenso con un sello que nos identifique a todos. Este proceso queremos contarlo a través de un recetario familiar donde se cuenten historias reales por intermedio de la cocina y compartirlo con la comunidad.
"Queremos volver al pasado y recordar un poco las recetas que nuestras abuelitas muchas veces nos hacían en nuestras casas, pero a la vez consolidar lo nuevo como es la mano extranjera".
Pablo Godoy, Director gastronómico La, Chimba: cocina con sentidos
"Queremos identificar cuáles son los productos que más se relevan dentro de la ciudad. Esto nos va a permitir generar una caracterización de los sectores productivos que se encuentran en la zona".
Nicolás Salinas, Director social La Chimba:, cocina con sentidos