Conversaciones colaborativas y ética social Los pensamientos de Juan López
"Nada es verdad y nada es absoluto". Dejo a su criterio estas palabras, yo solo escribo, usted interpreta.
Estas son algunas conclusiones extraídas, tras escuchar al biólogo y filósofo Humberto Maturana.
El sabio chileno plantea que estamos conviviendo en un sistema sin ética social, sin honestidad; sin respeto, con desconfianzas. Según Maturana esto provoca que el ser humano no actúe dentro de su propia libertad y sin ésta no existe democracia.
Por ejemplo cuando describe el comercio y quienes lo integran como un sistema de honestidad y respeto hacia las personas, donde se debe generar un espacio de intercambio con dignidad, y prometer una cierta calidad a cambio de dinero.
Claramente hoy en día en muchos casos de grandes empresas. Aquello parece lejano.
En Antofagasta vemos cómo cierran locales día a día por falta de ventilación con nula dignidad en el trabajo y para el publico en general. Con condiciones laborales deficientes e insalubridad que son principios básicos de respeto para las personas, al parecer prima el producir, vender y solo ganar dinero, sin importar la calidad de vida de los individuos.
También destaca que es posible que algo suceda cuando existe consenso y objetivos en común entre dos individuos o más personas y así se crea una historia. Si lo llevamos a nuestra ciudad hemos visto, como un grupo de personas con un propósito en común lograron colocar en agenda regional el tema de la contaminación con el famoso galpón y vertedero para dignificar la vida de nuestra gente. Acá no se hicieron las cosas bien y menos existió la ética social en favor de la comunidad.
Maturana invita y precisa que "en el conversar construimos nuestra realidad con el otro. No es una cosa abstracta. Espero sigan los ciclos de charlas en este Diario y ojalá se creen muchos espacios mas en nuestra ciudad de conversación en su población, universidad, oficina, etc. Con diferentes actores locales que lo único que buscan es el crecimiento armónico y retorno que se merece nuestra Región.
Por eso el conversar es construir realidades que ojalá vayan en beneficio de Antofagasta, por ejemplo que un grupo de personas se junte y pueda educar en no botar basura o limpiar nuestro entorno.
Al operar en el lenguaje cambia nuestra fisiología. Por eso nos podemos herir con las palabras. En este espacio relacional uno puede vivir en la exigencia o en la armonía con los otros. O se vive en el bienestar estético de una convivencia armónica, o en el sufrimiento de la exigencia negadora continua".
Pareciera que hoy cada autoridad hace y ejecuta desde su propia isla, no conversan entre sí y menos tienen predisposición de visualizar un proyecto en conjunto para el desarrollo sustentable a largo plazo de Antofagasta, el orgullo, egoísmo, la desconfianza y el color político se imponen para avanzar.
Finalmente, nos invita a reflexionar siempre a cualquier hora del día, y corregir desde mi interior el aporte a nuestra sociedad y bien común. Espero que futuros candidatos en las elecciones municipales de este año, reflexionen y presenten un proyecto ciudad sustentable con las necesidades de la comunidad, y además tengan un equipo de trabajo que respalde este programa.
Me quedo con la idea que cuando hay honestidad, coherencia, ética social, equidad, colaboración y voluntad en un proyecto común a corto o largo plazo, siempre existirá democracia y libertad para los distintos actores que conllevarán al bien de nuestra comunidad y nuestra querida Antofagasta.
Estimada comunidad de Antofagasta.
Hace tiempo que no les escribía noticias de mí , hace tres años que estoy aquí en el barrio histórico, cerca de donde habité por un tiempo con mi llegada a estas tierras. Si les contara lo que es la soledad, la abundancia de agua fresca de 5 vertientes cercanas, la nutrida pesca, un clima agradable, que podía ver al horizonte hacia los cuatro puntos cardinales y solo había soledad. No fue agotador subir la quebrada hacia el Salar del Carmen como se conoce hoy, encontrar caliche a flor de tierra unos kilómetros más adentro, también por sus laderas, llenas de cobre algunos de buena ley, y qué decir del guano.
Recuerdo cuando me vinieron a inaugurar, me tiraron muchas flores, claro que con la bulla del tren y los camiones autos y micros, no sé si no entendía lo que hablaban. A mí me da lo mismo, nada va cambiar la historia, ni lo que trabajé va ser reconocido, nunca nadie habló conmigo, no soy mito, yo llegué a poblar estas tierras.
Un señor comenzó a narrar mi vida, recordó mi tierra Copiapó, les contaba de mis aventuras en La Chimba y Mejillones; yo inmóvil, solo les señalaba con mi dedo índice los cerros. Luego habló el artista que ejecutó la obra, y dijo cosas bonitas, que donde estoy parado era la proa de mi fiel velero Halcón con el pise estas tierras.
Mientras de reojo miraba a tanta chiquilla buenamoza, más serio me ponía, cuando alguien hablaba del Chango con la plática del historiador Ardiles, les quedó clarito que si bien fui el primero en descubrir riquezas, casi como de la nada se esfumó. No quiero recordar, aquello me duele, por eso con la vieja y los niños nos mandamos a cambiar a otros lares, "amigos cuando hay higo", me recordaba la 'ñora' en cada atardecer. Me da lo mismo que digan Chango, orgulloso porque él come de la mar, también comí y harto de la tierra. Si en el fondo pescador o minero, ambos arrebatamos la riqueza a la tierra. Lo que me da pena es ver a tanto chango y minero que andan al tres y al cuatro. Han pasado más de 130 años, las mulas hoy son camionetas, la vida es más agitada, pero los esforzados nortinos siguen dependiendo de la tierra. Hoy estoy solitario, esperando que alguien me recuerde o por lo menos limpie los excrementos de mis amigas palomas, paso mis días tan desolado.
A pesar de estar cerca del mar solo escucho las olas y su aroma, me consuela mirar el cielo, contemplando el desierto, sus riquezas, que las veo salir en tren, mientras la ciudad avanza, los pobres se encumbran cada día más alto en las faldas de los cerros, todos será para mejor digo yo.
Juan López.
José Miguel Latorre
Magíster en
Administración Pública
Arturo Basadre Reyes
Empresario