Bryan Saavedra López
Un estudio realizado por el Observatorio Regional de Opinión Pública (OROP) de la Universidad Santo Tomás (UST) dejó en evidencia que los desastres naturales influyeron positivamente en concientizar a la población en acciones preventivas.
La investigación "Preocupaciones y estrategias de afrontamientos frente a desastres naturales de la ciudad de Antofagasta" también estableció que la delincuencia, un eventual terremoto y los accidentes laborales lideran el ranking de temores que sienten los antofagastinos.
La directora del OROP, Amelia Carrera, analiza los resultados del estudio con este diario.
¿Qué interpretación podría dar del dato que reveló el estudio al dejar en primer lugar un maremoto en vez de accidente de tránsito en preocupación (miedo) de parte de los antofagastinos?
-Aún está vívido en las personas los desastres debido a las lluvias en el norte y el maremoto en el sur. Pienso que las personas en el norte estamos mucho más sensibles a la situación que se salga el mar o que haya un maremoto, o que uno de los volcanes que están en el mar provoque ese tipo de movimientos de olas, que son más difíciles de controlar.
Por eso la experiencia de los terremotos nuestros ha sido muy buena, porque no sean caído los edificios. La zona es altamente rocosa y por lo tanto hay una sensación de sentirse mucho más seguro ante un evento de terremoto que ante una emergencia incontrolable de maremoto.
¿Qué interpreta por el hecho de que en segundo lugar quedaron los accidentes laborales?
-Me da la impresión que las personas lo asocian a una susceptibilidad a una futura pérdida del empleo por motivos de accidente laboral. Es algo que están apelando muchos de los trabajadores que fueron desvinculados de la Minera Escondida. Muchos dicen que las razones por las que fueron desvinculados es por haber sufrido en su momento accidentes laborales. Pero creo que las personas asocian que un accidente laboral los pone en un riesgo de perder su trabajo.
El 34,7% respondió que no está preocupado ante aluviones. A su juicio, ¿cómo afectaron la salud mental de la gente los aluviones del norte del año pasado en la región?
- Un tercio de las personas dijo estar preocupados. El asunto es que los aluviones, para la mayoría de los habitantes de la ciudad, están muy lejos de ellos, porque éstos afectan a los que viven en los bordes de los cerros y hay mayor concentración hacia abajo. Hay más de dos kilómetros entre a las personas que viven en la costa.
Sociedad
¿Qué le dice el hecho que las personas sobre los 50 años posean mayor fuerza para enfrentar estos desastres naturales?
-Ellos capitalizan el conocimiento, que es adquirido por la experiencia de vida y efectivamente ellos manifiestan tener planes acerca de cómo enfrentar la situación. Son más activos que los jóvenes para enfrentar la situación. El problema acá, creo yo es que es que lo más jóvenes no aprenden de la experiencia de los mayores. No se han educado en esas experiencias.
Esto se corrobora en el tema de las marejadas, cuando por ejemplo la gente se acerca…
-A mirar, a verlos como espectáculo y muchos de ellos han sufrido accidentes por lo mismos. Tienden a ser más intrépidos, con menos sensatez y casi son sordos a los consejos y la experiencia y la sabiduría de los más viejos respecto de los desastres.
¿Qué se puede hacer para mejorar estos niveles de temor de los antofagastinos, donde predomina el maremoto?
-Es 100% probable de que exista un terremoto, maremoto en la zona y lo único que queda es educar. Y me da la impresión que se ha dejado de educar en los últimos años. Si bien se han hecho ensayos de situaciones de desastres, son avisados y todos saben, pero no todos lo toman con la seriedad que un ensayo podría resultar. No son temas que se manifiesten o se conversen habitualmente, debiera ser un programa habitual en los colegios, liceos, en las universidades, acerca de cómo comportarse. Por eso falta educación, porque uno no puede disminuir el miedo, pero si estar preparado para enfrentarlo.