Deadpool
Irreverente. Ése es el mejor calificativo con que podemos sintetizar el espíritu de este estupendo vehículo para entretención masivo que resulta 'Deadpool', donde -¡por fin!- se recupera la esencia del cómic, alejándose de la gravedad que pretenden tener otras películas de la empresa Marvel.
En un momento en que los superhéroes aparecen como pan caliente en Hollywood por lo rentable que significa, el aterrizaje de este nuevo personaje en la pantalla grande se agradece porque es justamente todo lo que uno no espera: atrevido, lengua suelta, adicto al sexo y lleno de chistes donde el blanco principal es el propio cine.
Así, en medio de esta fiebre de reciclaje de héroes, alguno de los cuales ni siquiera debieron tener película, le corresponde el turno a este personaje creado en los años 90 por Liefeld y Niciezaen, conocido en otras latitudes como Masacre, el mercenario bocazas. Y es más que saludable su aparición en cine porque pocos pensaban que se atreverían con él, sobre todo debido a su estilo para nada elegante, sus palabrotas y su tremenda afición a la violencia directa y sin discursos.
'Deadpool' es una película completamente distinta. Se ríe desde el comienzo de las otras películas de superhéroes, empezando por 'X-Men', pasando por 'Batman' y alcanzando a 'Superman'. Y como hay muchas alusiones al cine, a sus códigos, a los estereotipos que construye y a la fascinación que sus personajes tienen sobre los espectadores, no pueden faltar bromas (muy buenas) acerca de 'La guerra de las galaxias' y riéndose hasta de Liam Neeson y su trilogía de 'Búsqueda Implacable'.
Todo funciona a la perfección, tiene un excelente ritmo y combina acertadamente el humor, la acción y su cuota de romance y erotismo. Y lo mejor es que desde el primer minuto, incluso desde los mismos créditos -burlándose de todo el reparto, incluido su director- todo este filme es una montaña rusa de delirantes escenas de acción descabelladas, grotescas y brutalmente hilarantes, con una galería de personajes secundarios que son un lujo y, lo mejor, donde no existe ni un solo instante flojo.
Claro que debemos ser bien objetivos en nuestra apreciación: 'Deadpool' no es una película para todos los públicos, por varias razones: existe mucha violencia que debe ser contextualizada para ser apreciada y los fanáticos del cómic tradicional puede sentirse un poco ofendido con la manera en que se ríen de los propios superhéroes que, a fin de cuenta, acá son pura pacotilla.
El filme cuenta cómo Wade Wilson, un mercenario, trata de rehacer su vida al conocer a la hermosa Vanessa, una prostituta con quien quiere casarse porque lisamente se ha enamorado. Pero todas las ilusiones de felicidad cambian cuando se le diagnostica un cáncer terminal y tratando de salvar su vida, se somete a un extraño experimento que le otorga su curación y notables poderes físicos, pero lo deja desfigurado de por vida: así nace Deadpool, nombre que viene a significar algo como 'pozo de la muerte'. Todo lo que viene es la búsqueda que hará el anti-héroe para encontrar al hombre que lo dejó desfigurado, con el propósito de encontrar una cura y vengarse.
Si bien la historia puede resultar en apariencias muy sencilla, y de hecho lo es, las casi dos horas de metraje se complementan con una espectacular acción y un humor negro donde no queda ni un títere con cabeza. Todos los chistes son en referencia al sexo, a lo genital, a la sangre y la violencia y la película debe verse con cuidado porque contiene una serie de apariciones de personajes reales en tomas muy breves (cameos) que hacen de esto un cóctel lleno de locura solo para fanáticos de este estilo de mordacidad.
Hay otro elemento importante e insoslayable: en el plano del 'lenguaje fílmico', la película se permite algunas interesantes licencias como saltos en el tiempo, auto parodias (el propio actor protagónico Kevin Reynolds se burla de él mismo) y en muchos instantes este anti-héroe se permite dejar la acción, dirigiéndose al público y quebrando con ello la famosa "cuarta pared", el elemento esencial del teatro y el cine para lograr la convención del espectáculo que se está viendo.
'Deadpool' no es una película de profundidad ni es cine para élite, eso está claro. Es un excelente producto de la empresa del cine que cumple cabalmente con lo que uno espera para este tipo de filmes: acción, chistes, una cuota de sexo y mucha referencia a la cultura pop, donde lo que sobresale es el sentido humorístico inteligentemente empleado que requiere de un público que se deje llevar y punto.
En resumen, 'Deadpool' es una película muy especial, oscura, humorística y llena de adrenalina que se permite de un solo golpe echar por tierra la solemnidad de otros filmes de superhéroes (al estilo 'Batman' de Nolan) para, sencillamente, entregar una nueva mirada, fresca y desprejuiciada, acerca de este universo de tipos poderosos que habitan en el mundo de la fantasía. Y ¡ojo!, no se vaya hasta que terminen los créditos, porque hay un último chiste antes de que las luces se enciendan. Advertidos.
Victor Bórquez
Escritor, docente y
comentarista de cine