Algunos apuntes para conversar
Los ataques vandálicos tienen larga data en Antofagasta. Es necesario ahondar en la raíz de este problema y buscar soluciones de verdad. ¿Protesta social, falta de educación, resentimiento, ocio o simplemente delincuencia? Estas son algunas de las interrogantes que rodean el vandalismo. Es hora de adentrarnos en el porqué de este problema.
Hace 10 años el vandalismo tuvo como presa un circuito astronómico llamado "Vías Planetarias" en el Parque Brasil, dotado de imaginación y talento para ser un aporte educativo a la comunidad.
En su génesis, estos didácticos letreros tenían diversas formas y explicaciones sobre los planetas del Sistema Solar y el Universo, acorde con la nueva condición astronómica de la región en esa época. Sin embargo, los continuos destrozos y rayados terminaron por sepultar este proyecto impulsado por el Rotary Club, con una conclusión definitiva: no más financiamiento.
Este ejemplo sirve para graficar que el vandalismo no es casualidad en Antofagasta y sus raíces tienen larga data, sin que el tema haya sido atacado con medidas de largo alcance en el plano de la educación y las sanciones. Todo sigue igual, incluso peor. Sólo es cosa de nombrar lo sucedido esta semana en el Cerro El Ancla.
Por una extraña razón todas las obras emblemáticas o recién entregadas en la ciudad sufren los embates de antisociales que se escudan en la noche o en la masa para dañar aquello que pertenece a todos.
Algo está ocurriendo en Antofagasta y es hora de adentrarnos en este tema. ¿Protesta social, falta de educación, resentimiento, ocio o simplemente delincuencia? Estas son algunas de las interrogantes que rodean a este complejo problema que atenta contra la calidad de vida de los antofagastinos.
A la hora de los recuentos, los ejemplos son más que numerosos cuando vemos lo que pasó en el Parque Japonés, el Paseo del Mar, algunas plazoletas recién entregadas y la lista sigue. Sólo el Muelle Histórico escapó a este destino debido a que se determinó cerrar con rejas su acceso en la noche con la custodia de un vigilante, única manera de salvarlo de las garras del vandalismo.
Este tema debemos resolverlos entre todos con educación y también con normativas más eficaces, por el bien de los antofagastinos y de la ciudad. Hay que sumar más voces, debatir y proponer ideas para terminar con estos ataques a la propiedad pública y privada.