Biblioteca Viva, ¿condenada?
La noticia ha impactado. ¡Biblioteca Viva cierra sus puertas! ¿Cómo es posible? Las estadísticas que han presentado son claras: Biblioteca Viva es un espacio de gran aceptación. Frente a esto, me pregunto ¿Qué diría Andrés Sabella? Y busco, entre cientos de columnas, muchas dedicadas al libro, la lectura y las bibliotecas.
Leamos, desde una Linterna del el 20 de marzo de 1985:
"Cuando se funda una biblioteca deben aplaudir los libros, porque se ensancha el horizonte de sus páginas. Esto pensamos al asistir a la fundación de una Biblioteca. En momentos en que diversas tentaciones fáciles alejan al lector de los libros, permitiéndoles sólo el solaz visual y auditivo que pasa, sin dejar ningún rastro profundo en sus aficionados, fundar una biblioteca es un hermoso desafío.
Leer resulta orden sin tiempo. La lectura fortalece. La lectura dignifica y los que se habitúan a ella no tardan en sentirse más plenos y fuertes".
En otra columna, del 11 de junio de 1989, leemos: "Las bibliotecas son, sin duda, templos. Como tal debemos respetarlas . Son templos del pensamiento. Allí, se lo entrega, se lo cultiva, se lo tutela, se lo ensancha, pasándolo a los que acuden para el encuentro de su frente con las frentes rectoras del mundo.
En esta época, en que los juegos electrónicos y la Tv. ofrecen distracción que no exige más que mover palancas y mirar, sin pedirle a nadie una penetración intelectual mayor, las campañas en provecho de la lectura deben ser intensas.
Se levantan las bibliotecas para que quien desee iluminarse por dentro halle allí su disfrute"
Y otra columna, del 7 de junio de 1982, dice:
"De allí el júbilo que nos alcanza, a los que existimos en pasión de libros, cuando sabemos del nacimiento de una biblioteca. Cualquiera biblioteca es una puerta abierta a un mañana más puro. Es una victoria para el espíritu de Norte y de la Patria"
Y ante la actual noticia de marzo de 2016, ¿qué diría Sabella del cierre de una biblioteca? Seguramente defendería su existencia con la mejor herramienta: la palabra.
María Canihuante