La historia de una mujer que tuvo un hijo con onfalocele
SALUD. Olavia de la Fuente (41) cuenta lo difícil que fue su embarazo y la posterior muerte de su bebé.
Hace 10 años, Olavia de la Fuente (41), educadora de párvulos, intentaba tener a su primer hijo. Era un sueño para ella y su marido, con quien llevaba más de cinco años de relación, Marcos Hole.
Tras varios intentos finalmente quedó embarazada. Al enterarse de su condición acudió inmediatamente al ginecólogo para ver en qué estado venía el bebé. Fue allí donde comenzó su pesadilla.
Era el año 2005 y Olavia tuvo los primeros síntomas de embarazo. Visitó cinco ginecólogos de Antofagasta pero no fue hasta el último quien le dio su verdadero diagnóstico.
Llegado el día de la visita al médico, Olavia estaba muy nerviosa. Llevaba cuatro médicos y ninguno le pudo explicar lo que pasaba. Mientras esperaba que la atendieran se tomaba las manos, ambas estaban sudorosas.
Cuando ingresó a entrevistarse con el doctor, éste la envío a cambiarse y ponerse la bata. Se acostó en la camilla y comenzó el examen. "¿Usted sabe que su bebé es niñita? Le preguntó el doctor. Ella y Marcos se miraron sin entender mucho lo que pasaba, ya que sólo tenía dos meses de gestación.
Tras unos minutos de mirar el ecógrafo, el doctor les dijo "aquí viene todo mal", esa frase marcó para siempre la vida de Olavia. El embrión venía con onfalocele (las vísceras de la región abdominal estaban fuera de su cuerpo) "eso era operable pero cuando el embrión sólo tiene el hígado afuera, sin embargo, mi hija venía con el páncreas, venas, hígado, todo afuera.
Además tenía la Trisomía 18, es decir, siempre supe que ella se iba a morir", comenta la educadora de párvulos.
El caso de Olavia se da uno en un millón pues su embarazo debía durar sólo hasta los tres meses. Sin embargo, duró siete.
"Lo primero que pensé fue en abortar. Incluso, hablé con uno de los profesionales y le dije que le iba a pagar o podíamos arreglar de alguna forma pero que me sacara al bebé porque peligraba mi vida y el sufrimiento es terrible. Yo estuve siete meses cargando con un bebé que sabía que nunca iba a poder ver. Pero el doctor me dijo que no podía, que tenía que tenerla sí o sí a menos que me fuera al extranjero a abortar, pero en ese tiempo no tenía los medios para hacer eso. Tuve que gastar en médicos, en hospitalizaciones, tenía controles y eso te mata sicológicamente, porque te insisto, sabes que no va a vivir", dice.
Olavia tenía cuatro meses de embarazo y ya estaba cansada. Además inexplicablemente su vientre seguía creciendo y la guagua también.
"Por ejemplo tenía cuatro meses pero tenía tanto líquido amniótico que parecía que tenía cinco meses y así. Me pinchaban la guata para sacarme líquido pero mi doctor de cabecera me retó porque estaba adelantando todo el proceso. Además corría el riesgo de una septicemia", cuenta.
Parto
El 25 de diciembre Olavia comenzó con los síntomas de parto pero no acudió a la clínica porque ya estaba cansada de los controles y exámenes.
El 26 de diciembre ingresó de urgencia con riesgo de septicemia. La durmieron y le hicieron la cesárea. Entró con su esposo, quien fue el único que pudo ver a su hija. "Duró un minuto viva", dice.
Tras esto, su esposo tuvo que ir a inscribir al bebé y posteriormente hacer el trámite del certificado de defunción. "Quise incinerarla pero el horno del hospital estaba malo, por lo tanto decidimos entregarla a los alumnos de la Universidad de Antofagasta", asegura.
Tras un año y ocho meses Olavia quiso conocer a su hija. "La fui a ver porque sicológicamente estaba mal. Siempre le preguntaba a mi esposo de qué color tenía la piel o sus rasgos. Fue horrible el momento porque la sacaron de un frasco, te la limpian y la muestran. Sus órganos se los colaron y me la pasaron", asegura.
Actualidad
Al año después de lo que le pasó, intentaron nuevamente tener un hijo pero tampoco pudo. "El huevito no tenía nada y me tuvieron que hacer un raspaje. Yo creía que tenía la peor suerte del mundo. Hasta que tiempo después logré quedar embarazada de mi primer hijo Erick, quien actualmente tiene 6 años y posteriormente tuve mi otro hijo, Williams. Ambos son buenos niños y están sanos. Eso gracias al mi ángel que tengo en el cielo", finalizó.
Olavia actualmente vive en Santiago junto a sus hijos y esposo. En la oportunidad, reflexionó sobre el aborto. "Si alguien estuviera pasando por lo mismo que yo pasé, estaría totalmente de acuerdo con que aborte porque yo más que nadie sé lo que se siente estar en esa condición. Espero que el aborto por tres causales se apruebe porque estoy segura que en Chile hay más casos parecido al mío".
3 causales para abortar es la opción que se está debatiendo en el Congreso.