Ni puentes ni carreteras
Un amigo antofagastino radicado por casi veinticinco años en el extranjero visitó la ciudad después de todo ese tiempo, y al vernos me manifestó su impresión respecto de Antofagasta: "increíble lo que ha crecido la ciudad, vaya que ha avanzado" me dijo.
Me comentó que se impactó al ver adelantos como la moderna carretera que une Mejillones con la ciudad, el paso vehicular bajo nivel del sector norte, el puente del sector sur, los paseos costeros, el mall, las remodeladas plazas Colón y Sotomayor, las playas artificiales, el paseo Prat y las decenas de edificaciones en altura.
Cierto, la ciudad físicamente ha experimentado un gran crecimiento en infraestructura en el último par de décadas, pero según mi opinión, lamentablemente todavía hay una contraparte que tiene que ver con nuestra actitud como habitantes de la Perla del Norte.
Una ciudad "avanzada" no es solo la que tiene puentes, carreteras y paseos, sino aquella en la que sus habitantes no botan basura en cualquier lugar (como grosero ejemplo de esta arraigada mala costumbre menciono lo sucedido hace poco: se encontraron desechos biológicos de un laboratorio médico botados en plena vía pública); una ciudad avanzada no es aquella en la que sus habitantes atentan contra su entorno natural con basura en las playas y rayados políticos, religiosos y publicitarios en los cerros; una ciudad avanzada no es aquella en la que los choferes de la locomoción colectiva manejan con la radio a todo volumen y a bocinazo limpio; no es aquella en la que por sus calles circulan pesados camiones con carga tóxica; aquella con un tren que se abre paso también a bocinazo limpio contribuyendo a la contaminación acústica; aquella en la que la atención al público y a los turistas en los diversos tipos de servicios deja que desear por su trato muchas veces cortante, de mala gana y poco amable.
Por supuesto que los antofagastinos tenemos buenas cualidades, pero los ejemplos citados nos hacen estar atrasados como ciudad respecto de otras.
Rafael Ramos Psijas