"Sociedad de piñatas…"
Las sociedades crecen con los niños que emergen de los úteros maternos, también de los úteros culturales. Los adultos obnubilados de sus costumbres que los gratifican, las transfieren a los niños con valores nada filtrados. Las frecuentes conductas pasan ser normas de vida, aunque sean absurdas. "Siempre ha sido así".
A la luz a de los múltiples sucesos sociales que nos han escandalizado, no nos hemos percatado de los daños profundos que ocasionamos en los niños. Sus cumpleaños, sus fiestas, son más de agraz que dulce: importan más los regalos que los amigos, sus juegos suelen ser competitivos, el momento más solemne: cantar "el cumpleaños feliz", se somete al homenajeado, a la niñita, al ridículo del "tortazo". Lo más desconcertante cuando rompen "la Piñata", los niños se masifican, y quienes más cogen son los más hábiles, los más grandecitos. No faltan algunos que quedan llorando porque cogieron menos, u otros algo rasguñados. Regresan a sus casas cuajando agresividades. Los niños tienen tantos cumpleaños como compañeros de curso y vecinos. Son varios años alojados en sus fibras.
¿No estamos reproduciendo los vicios adultos en los niños?. Y, con un sistema escolar, incluso universitario en el cual lo competitivo es medular?. AC Inversions ¿no refleja que la piñata se transforma en "La Pirámide"?. ¿No se abusa de las ansiedades para atraparlas hasta exprimirlas, personas que exponen todos sus recursos para dupli o triplicarlos?
¿No se congregan las personas donde mejor se paga, personas que cruzan del extremo sur al extremo norte?. Las representaciones políticas no se distribuyen acorde a las masas votantes? ¿Qué criterios se imponen para distribuir el erario nacional?. La gente ¿no se apiña cuando los premios son delirantes?
¿Será posible celebrar la vida no por los años, no por las manos que se abren para llenarlas, sino por las manos que se brindan para compartir el pan de la justicia, de la bondad?
Pedro Aranda Astudillo
Profesor