una de las escenas de "2666", obra que estuvo en cartelera hasta hace pocos días en el Goodman theatre de chicago, estados unidos.
"Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento". Esta frase de Charles Baudelaire abre "2666", el libro póstumo de Roberto Bolaño (1953-2003) que funciona como una experiencia única. El autor lo escribió consciente de que la muerte se avecinaba. Nunca pensó en un solo volumen. Para él se trataban de cinco novelas que tendrían que ser publicadas (una por año) con el fin de solventar el futuro económico de sus hijos.
Gracias a la desobediencia del editor Jorge Herralde, con la complicidad del crítico español Ignacio Echevarría, las obras terminaron formando un solo gran libro de 1119 páginas, centrado en una red de personajes y escenarios que gira en torno a cuatro profesores universitarios que se obsesionan por un misterioso escritor alemán y, empeñados en buscarlo, terminan peregrinando a Santa Teresa, infierno terrenal creado a imagen y semejanza de Ciudad Juárez.
Todo lo que se pueda decir de "2666" es sin embargo insuficiente para definir lo que Echevarría calificó como "una revolucionaria modalidad de novela total".
Monumental, demandante, renovadora, es ciertamente una obra compleja para adaptar escénicamente. No sólo por su extensión sino también por sus digresiones, sus citas, su profundidad, sus múltiples referencias culturales y la panorámica que ofrece de la historia del siglo.
Pese a todo, el teatro no ha resistido la tentación de involucrarse con la obra maestra de Bolaño.
Primero fue la compañía catalana Teatro Lliure -que presentó el resultado en el Festival Iberoamericano de Teatro 2010- y ahora es el turno del prestigioso Goodman Theatre de Chicago, epicentro de una aclamada versión codirigida por Robert Falls y Seth Bockley.
Tan colosal como la fuente original, el montaje tiene una duración de cinco horas y media. Se estrenó en Estados Unidos el 6 de febrero y permaneció en cartelera hasta el pasado 20 de marzo.
"Me di cuenta inmediatamente de sus cualidades teatrales", dice desde Chicago Robert Falls. Además, cuenta los detalles del montaje que lo tuvo desvelado durante mucho tiempo.
"Comencé a trabajar en la adaptación dos años antes que Seth Bockley se uniera el proyecto", cuenta el reconocido director.
"Debido a la duración y complejidad de la novela, comprendí que necesitaba involucrar a alguien más en el proceso. Cuando me acerqué a Seth, me sentí feliz al descubrir que él no solo había leído y amado '2666' al igual que yo, sino que estaba dispuesto a colaborar en lo que también consideraba como un extraordinario vehículo para actores", agrega.
A partir de ese primer encuentro, los directores iniciaron un largo proceso de construcción narrativa.
"Trabajamos independientemente y teníamos reuniones semanales para identificar temas, condensar personajes y editar los textos", detalla Falls. "Cuando la obra comenzó a tomar cuerpo, involucramos a actores en una serie de talleres que definieron nuestro posterior montaje y revisiones. Todo esto tomó muchos meses y es justo decir que produjo muchos borradores que eventualmente terminarían siendo nuestra obra".
-¿Qué impacto tuvo en ti la novela cuando la leíste por primera vez?
-Leí "2666" poco tiempo después de que se publicara en inglés, pero sabía de ella y de Roberto Bolaño mucho antes, específicamente cuando estaba en Barcelona por trabajo y descubrí unos afiches promocionales en los que aparecían unas cruces rosadas. Le pregunté a un amigo de qué se trataban y me habló de él. Cuando tuve la oportunidad de leer el libro me di cuenta inmediatamente de sus cualidades teatrales, incluyendo su estructura de cinco actos. He leído "2666" muchas veces más en el proceso de adaptarla para teatro.
-¿Cómo funciona el montaje? Entiendo que hay 15 actores en escena, interpretando a 80 personajes.
"2666 define el siglo XXI"
"Lamentablemente el femicidio continúa siendo un problema en Latinoamérica, como también alrededor del mundo, y no hay duda de que "2666" es tan relevante hoy como fue cuando recién se publicó", analiza.
"En un sentido más amplio, Bolaño estaba explorando la naturaleza fundacional de la violencia y la maldad a través de la historia y la cultura, además de los impulsos humanos que generan no solo los crímenes de mujeres sino que también el Holocausto y las guerras actuales".
-Una obra tan compleja invita a trazar analogías y relaciones. ¿Cómo ampliaron la mirada sin amenazar la fidelidad hacia la novela?
El buen resultado del montaje no es de extrañar, tomando en cuenta el talento y la trayectoria de Falls. Es el actual director artístico del Goodman Theatre y carga con una carrera exitosa y reconocida.
En 2002 dirigió a Vanessa Redgrave y Philip Seymour Hoffman en su versión de la demoledora "Largo viaje hacia la noche", de Eugene O'Neill, y entre sus adaptaciones se encuentran clásicos como "Muerte de un vendedor", de Arthur Miller, y "La noche de la iguana", de Tennessee Williams.
"En este punto en mi carrera, a no ser que un proyecto me desafíe completamente, no lo tomo en cuenta", confiesa.
Con su trayectoria, Falls se da el lujo de elegir con pinzas las obras con las que va a trabajar. Por ejemplo, "2666".
"El reto de dirigir clásicos es buscar maneras frescas de acercarme a personajes y temáticas que entusiasmarán a una audiencia contemporánea", señala.
En esos días en los que ya terminó de cerrar las páginas de "2666" abre una nueva etapa.
"El desafío que enfrento por estos días es dirigir "Tierras vírgenes", de O'Neill, y "Tío Vania", de Chéjov.
Ambas obras estarán en la nueva temporada del Teatro Goodman.
En ese espacio de tiempo el director se pregunta, haciendo un balance: "¿Cómo puedo encargarme de estas grandes obras sin que parezcan piezas viejas de un museo, sino que den la impresión de que son presentadas por primera vez? Pero, aunque he dirigido muchos trabajos nuevos en colaboración con sus dramaturgos, hacer "2666" no tiene precedentes ni paralelos dentro de mi experiencia. Su escala épica y complejidad, además de su tremenda profundidad y el poder transformador de su narración, son las cosas que me atrajeron a este proyecto. He hecho, sin lugar a dudas, el esfuerzo más desafiante de mis 40 años de carrera".
el director robert falls.
Eric Lynch (Oscar Fate), Alejandra Escalante (Rosa Amalfitano), Demetrios Troy (Chucho Flores), Juan Francisco Villa (Charly Cruz) y Yadira Correa (Rosita Mendez) en la parte II de "2666".
Los actores de "2666" en la parte V, "La parte de archimboldi".
escena de la parte ii de "2666". la actriz Sandra Delgado interpreta a Guadalupe Roncal, Eric Lynch, actúa como Oscar Fate y Alejandra Escalante es Rosa Amalfitano.
Sean Fortunato (Piero Morini) y Nicole Wiesner (Liz Norton) en la primera parte, "La parte sobre los críticos".
Por Andrés Nazarala R
-Sí. Cada una de las cinco partes de la novela son un acto en particular. Seth y yo creamos un lenguaje visual y un estilo que reflejan el corazón y el alma del lenguaje literario de Bolaño. Al asignarles múltiples papeles a nuestros actores, no solo definimos cuidadosamente qué personajes son esenciales para cada escena sino que también revisamos qué personajes de diferentes períodos de tiempo tienen historias o atributos similares. Así, al ver al mismo actor haciendo varios roles, el público puede entender esas similitudes y trazar importantes conexiones temáticas.
Uno de los capítulos más controversiales y emblemáticos de "2666" es "La parte de los crímenes" en la que Bolaño describe detalladamente las muertes de las mujeres de Santa Teresa. Para Falls, ese episodio tiene un valor especial.
-El público ha estado compuesto tanto por fanáticos de Bolaño como de individuos que no sabían nada de él antes de ver la obra. Ha sido muy gratificante escuchar a personas que han leído "2666" y sienten que el montaje no es solo fiel a la novela, sino que también ilumina los hilos que conectan las cinco partes. Muchos nos han escrito para hacernos saber que la obra los inspiró para ir a casa y leer le novela, ya sea por primera vez o con el fin de reencontrarse con ella. Sorpresivamente, tomando en cuenta que dura más de 5 horas, mucha gente ha regresado al teatro para verla por segunda o tercera vez.
-¿Qué opinión tiene de Bolaño como escritor, tomando en cuenta también el resto de su obra?
-Bolaño es un poeta y novelista de clase mundial. Su obra no tiene fronteras. Considero que "2666" es la novela que define al siglo XXI.
"Bolaño es un poeta y novelista de clase mundial. Su obra no tiene fronteras. Considero que 2666 es la novela que define al siglo XXI".
luz lauren
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liz lauren
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