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En Semana Santa debemos declarar que ¡Jesús Resucitó!. ¡Ya no está muerto, ni en una Cruz!. ¡¡Él está vivo.
Después de su muerte en la cruz por nuestros pecados, su resurrección es la confirmación del perdón por nuestro pecado, y la promesa de vida eterna con Él si creemos en nuestro corazón y confesamos con nuestra boca que Él murió y resucitó.
Jesús está vivo para sanar mi vida, sanar mi pasado y ayudarme en mi futuro.
Mi Dios no está muerto. El vive y puede estar en tu corazón.
Sólo pídele que te haga resucitar espiritualmente, que te dé vida y puedas comenzar una nueva vida, junto a Jesús tu Señor y Salvador.
En Semana Santa, recuérdate de tu Dios. Vive que El quiere que vivas.
Hazlo parte de tu vida.
Y declara que siempre te acompañará, todos los días de tu vida.
Dios les bendiga.
Santiago
Rojas
Pastor