Cazando tiburones en la luna
Del "Telegrama inalámbrico para Andrés Sabella, cazando tiburones en la luna de Antofagasta".
"Prefiero verlo de noche, en una esquina cualquiera, con su infaltable carpeta bajo el brazo. Una carpeta que es volantín de colores y de música que Andrés lleva consigo, que revolotea en el aire, que se encabrita con los vientos y las conversaciones de sus diez mil amigos. Volantín de gracia que Sabella sabe manejar con un liviano ánimo, porque este poeta es un niño antiguo de 40 años, irremediablemente, enamorado de la poesía, de la vida, de la libertad y la ternura. Y ese volantín mágico se abre y vuelan por los aires los cuadernillos Hacia, Hacia la Tierra, Hacia el Hombre, Hacia la poesía, que Sabella reparte con generosidad.
En un país como el nuestro, en el que la mayor parte de los hombres se muerden los labios de odio o de tristeza, Andrés es un milagro. Es El Gran Alquimista que transforma Cuanto Existe en una fiesta en la que los peces cantan, las gaviotas se iluminan y las estrellas se embriagan.
Cuando Andrés camina por las calles y los parques, con su juguete rebelde de papel, casi nadie advierte que lo agita y lo tirantea entusiasmado. Pero, lo siguen los hombres y los niños. Y Andrés habla y habla, interminablemente, en las esquinas, con las más extrañas criaturas, porque este poeta, trabajador incansable de las letras, es amigo de medio mundo. Andrés es el ensayista lírico que anima al amigo que empieza, es el dulce y tierno poeta para niños y para adultos, es el poeta que denuncia y defiende.
Es el viñetista de la angustia popular; pero también es camarada del suplementero y del diputado, de la maestra y del "pequenero", de la niña de la fuente de soda y del investigador científico; del obrero y del artista, del ladrón y del sacerdote, y es también, camarada del pintor, del ceramista y de todo artista. Por ello, Andrés demora una hora en recorrer cualquier cuadra, deteniéndose para un abrazo, interesándose en solucionar los problemas más peregrinos de sus amistades, conversando, discutiendo…".
Mario Ferrero