¿Sirve realmente la homeopatía?
DEBATE. Es una terapia muy popular en todo el mundo, sin embargo, cada vez se cuestiona con más fuerza su validez científica.
La homeopatía fue noticia mundial esta semana luego de conocerse la decisión de la prestigiosa Universidad de Barcelona de cancelar su programa de Magister en esta materia, que impartía desde hacía once años. Ello tras la presión que ejerció la Facultad de Medicina del mismo plantel, que asegura que la denominada "terapia complementaria" carecería de base científica y que tiene como principal beneficio el efecto placebo.
El académico de la Escuela de Química y Farmacia de la Universidad de Valparaíso y doctor en Ciencias Farmacéuticas Rodrigo Díaz Viciedo advierte que el efecto placebo se explicaría por un componente psicológico que originaría la enfermedad, dado que los productos homeopáticos son preparados en soluciones muy bajas, de tal forma que el paciente prácticamente ingiere sólo agua y lactosa.
"La homeopatía, como disciplina, se origina de los escritos de Christian Friedrich Hahnemann, médico alemán del siglo XIX, quien se basó en el principio "similia similibus curantur", que significa "lo semejante cura lo semejante". Por este motivo para tratar una enfermedad se ha de usar la misma sustancia que causa sus síntomas, pero diluida en agua hasta proporciones infinitesimales", asegura el farmacéutico.
Fórmula
Según la literatura, la forma más habitual de dilución homeopática es la siguiente: se toma 1 ml de la sustancia original ("principio activo o sustancia madre") y se mezcla con 99 ml de agua. Se agita el preparado y se obtiene una dilución 1 CH (centesimal de Hahnemann). Se toma 1 ml de esta solución y se repite la operación, obteniendo una medida de 2 CH. Así, cada vez que se realiza una dilución, la sustancia original queda diluida cien veces y se supone que estas preparaciones, entre más diluidas están, más potentes son.
"Una dilución 12 CH, prácticamente no contiene moléculas de la "sustancia madre" y no es raro ver preparaciones homeopáticas del orden de 30 CH. Además, no existen estudios que garanticen que los productos homeopáticos contengan a lo menos una molécula del principio activo. En este punto la homeopatía arroja ciertas dudas. Es algo que no se explica bien, por qué una dilución tan baja pueda ejercer algún efecto farmacológico, ya sea curativo o preventivo", sostiene el doctor Díaz.
Pero en Chile numerosas personas confían en las terapias homeopáticas. Así lo asegura el farmacéutico Ernesto Mickman, también académico de la Escuela de Química y Farmacia de la Universidad de Valparaíso y experto en medicamentos complementarios, productos naturales, fitoterapia y homeopatía.
"La homeopatía es una alternativa terapéutica, que cura a través de un principio de similitud", reflexiona Ernesto Mickman.
"Por ejemplo, cuando una persona se intoxica con arsénico (producto de una intoxicación alimentaria) se producen diarreas violentas y deshidratación. Si toma Arsenicum álbum, en dilución homeopática, revierte el cuadro de diarrea", asegura el farmacéutico.
Con el café ocurriría algo similar, explica el farmacéutico.
"Al ingerir una taza de café la persona se activa, pero si uno toma dosis pequeñas de café, incita al sueño. Eso es efectivo. Lo que pasa es que muchos productos naturales y minerales te ayudan a detoxificar el organismo", detalla Mickman.
De acuerdo a los homeópatas el remedio homeopático es tanto más potente cuanto más diluido esté. Los efectos terapéuticos se mantienen porque las moléculas del agua "guardan memoria" de aquellas sustancias activas con las que estuvieron en contacto.
Ínfima parte
"Estamos hablando del orden de una millonésima parte de la sustancia original. Por lo tanto, no es como la alopatía que actúa por dosis ponderales, que se pueden medir y encontrar los receptores. Hay hipótesis de mecanismos de acción, al igual que la medicina alopática, en que se postula que usaría carrier de alta velocidad, como es la difusión pasiva con el alcohol o la difusión pasiva con la glucosa, que permitiría que los medicamentos lleguen al lugar de acción según sus tropías".
Es decir, continua el experto, nosotros tenemos sustancias y la gran mayoría de las sustancias tienen tropismos naturales (vale decir que se conducen a ciertos tejidos en específico). "Por ejemplo el arsénico tiene por predilección los pulmones, donde produce asma y alergias, porque tiene un tropismo por esos tejidos. Aprovechándose de eso, las dosis pequeñas, al igual que al pinchar un globo con un alfiler romo, van al lugar de acción por el tropismo, lo pinchan, pero no son capaces de reventar el globo. Entonces el organismo reacciona como el globo, defendiéndose y actuando en el propio sentido que el cuerpo quiere, no en el sentido que el médico quiere, como ocurre por ejemplo con los tranquilizantes alópatas, que dejan a los pacientes 'atontados'. Sin embargo, un tranquilizante homeopático es un estabilizador emocional, no como el medicamento alopático, que lo inhibe, lo bloquea".
Complementaridad
Pero la homeopatía no viene a competir con las terapias alópatas, aclara el farmacéutico, "porque ninguna de las dos alternativas terapéutica es la panacea", reconoce Mickman.
"En esto hay que ser amplio de mente, depende de la velocidad a la que necesitemos mejorar. Yo voy a usar antibióticos si hay una infección. No voy a esperar arreglar el terreno, subir las defensas, porque probablemente en lo que me demore en hacer eso se me va a morir de neumonía el individuo. Es decir, aquí hay que usar el criterio. Es necesario ser prudente y elegir en qué enfermedad es más conveniente usar una u otra alternativa".