La Huella del Godo
Está considerado como el primer camino carretero abierto de Antofagasta a Iquique, cuyo nombre aborigen fue Ique-Ique, por el español José Benito González, empresario de carretas. La hazaña se debió a la decadencia del Mineral de plata Caracoles, donde tenía sus labores y, a la vez, a las posibilidades salitreras de Tarapacá desde 1879.
Caracoles fue descubierto por una caravana de cateadores enviada por José Díaz Gana, según algunos, el 19 de abril de 1870 y atrajo violentamente a una población de unas 20 mil personas, dispuestas a conquistar esas riquezas.
En 1882 este hombre partió desde el mineral de Caracoles, bajó junto al curso del río Loa, por donde siguió hasta el pueblo de Quillagua (lugar de chacra, en quechua) y después cruzó toda la pampa de Tarapacá.
De paso aprovechamos de decir que la palabra Tarapacá es de difícil determinación etimológica; en resumen, según el cunza: tara, blanco y paca, llano (llano blanco y duro). En aimara: ta, aire, ara, entumecedor, paca, añadidura (aire que no sólo molesta, sino que humedece al mismo tiempo). En quechua: tara, arbusto y paca, salar (salar en que crecen arbustos).
González llevó sus doscientas carretas, a las familias de sus hombres, empleados, carreteros y animales, abrió pozos para buscar agua en el desierto, construyó corrales y fue abriendo lo que después se llamó "la huella del godo".
Llegó hasta la pampa Soledad, en el cantón de Alto San Antonio. Atravesó las serranías de la costa y llegó a Iquique, donde organizó una empresa de carguío entre las oficinas y el puerto. Lo curioso es que esta huella fue la misma que se conservó para todos los viajeros que siguieron y sobre la cual, finalmente, se construyó la carretera Panamericana, con las variantes del caso.
Por cantón se debe entender la división territorial que se hacía geográficamente de los terrenos salitrales, siempre en referencia a su medio de comunicación portuaria para los embarques. Cada cantón reunía a un grupo de oficinas.
Mario Bahamonde