¡Canto a las mujeres de mi patria (parte 2)
Antonio, hermano mayor de la compasiva bondad, como caminante de la luz, agua, fuego y mar, en mi canto de hombre libre, canto a las mujeres de mi Chile ; en mi verso y prosa combato la injusticia sistemática de la sociedad y de los hombres hacia el género femenino. Hoy, como Tú lo hiciste, mis versos claman por desvanecer las asimetrías e inequidades que, en los años, se ha sometido injustamente a nuestra Compañera, Hermana, Hija y Esposa. Hoy, desde mi espíritu de hombre de tiempo nuevo, quiero reconocer, valorar y cantar a la divina mismidad femenina, cantar a su sabiduría y romper el silencio de la injusta mordaza que les ha atenazado por siempre.
Es que apóstol de la esperanza, porque Tú nos enseñaste, a través del amor infinito y eterno a tu esposa, hoy es tiempo de acompañar en la lucha libertaria y reivindicadora a todas las mujeres de nuestra amada patria y de todas las tierras. Ellas, en solitario, han abandonado, con pasión inquebrantable y fuerza infinita, las sombras para llenar de luz el destino de nuestra familia nacional. ¿Cómo no valorar en ellas su contribución a la emancipación femenina, en la lucha del género, de los derechos humanos, de su visionario aporte en las dimensiones y saberes de la ciencia, el arte, el deporte, el canto, la política y la pintura?
Caminante de la vieja Croacia de Europa, yo canto a la Mujer porque, como Tú, ella nos enseñó a mirar el mundo con mágica sensibilidad y luminosa sabiduría, permitiendo ir avanzando gradualmente en cambiar al mundo, en romper estructuras machistas caducas, en derribar paradigmas insoportables y obsoletos e irse posicionando en el sitial que les corresponde en la sociedad. Basta ya, que su voz no viva de silencios, nunca más las definiciones políticas, sociales y culturales con una sonoridad escandalosa del 96 % masculino y sólo un silencioso 4 % de las protagonistas de la historia.
Antonio, gigante hermano de la fe, al recorrer tu profunda, mística y bella poesía, descubro tu palabra de respeto y reverencia celestial hacia las mujeres. Por ello te pido hoy que tu mirada generosa me acompañe a deshojar los libros de nuestra historia. ¿Sabes? ¡En cada página florecen los nombres de innumerables e insignes emancipadoras, libertarias y transformacionales celebridades femeninas.
Santo de la nortinidad, contigo abro en mi tierra, los surcos benditos de Mujer Chilena:
Gabriela Mistral, poetisa, novelista, pedagoga, política y feminista que aún estigmatizada por el hombre y el desamor, fue la Primera Mujer Latinoamericana ganadora del Premio Nobel de Literatura; Violeta Parra, la cantautora más importante de todos los tiempos y primera artista latinoamericana que expone individualmente sus obras en el Museo del Louvre (París) y abandona la vida por el desamor del hombre; Elena Caffarena, abogada y política que logró establecer el voto femenino; Eloísa Díaz, primera mujer médico; Justicia Espada Acuña, primera Ingeniera; Adriana Olguín, primera mujer Ministra; Anita Lizana, primera en ganar un Grand Slam en el tenis mundial; etc., etc.
Antonio de las alturas, yo de la pequeñez, Tú y yo juntos, alcemos la mirada hacia el cielo para iluminar nuestra geografía y escribamos en cada terruño, cada río, cada valle y cada desierto:
¡Gracias, amada mujer chilena y, seguir exigiendo el sitial merecido, co-construyendo a la Patria, desde la espiritualidad co-creadora mujer-hombre!