El primer Informe Mundial sobre la Diabetes, dado a conocer por la Organización Mundial de la Salud, ha sido revelador al señalar que el número de personas con la enfermedad en las Américas se triplicó desde 1980 a la fecha, constituyéndose en un serio problema, ya que se ubicó como la cuarta causa de muerte, después del infarto, el accidente cerebrovascular y las demencias.
Una de cada doce personas -62 millones- vive con diabetes en América del Norte, Centro y Sur y si no se toman medidas, se estima que casi 110 millones de personas la padecerán para el año 2040, por lo que el informe destaca la urgencia de intensificar los esfuerzos para prevenir y controlarla, con políticas que faciliten un estilo de vida saludable y que los sistemas de salud sean capaces de diagnosticar, tratar y cuidar a los pacientes para revertir la tendencia actual.
La mejor forma de prevenir la diabetes es que la población siga una alimentación saludable, evitando sobre todo los alimentos ultraprocesados -altos en calorías y pobres en nutrientes- y las bebidas azucaradas, y realicen actividad física en forma regular para mantener un peso saludable.
Ésta es una enfermedad crónica y progresiva, que se caracteriza por niveles elevados de glucosa en la sangre. Es una causa importante de ceguera, insuficiencia renal, amputación de miembros inferiores y otras consecuencias a largo plazo que impactan de manera significativa en la calidad de vida y elevan el riesgo de muerte prematura. La atención a la diabetes y sus complicaciones representa un costo elevado para las familias y los sistemas de salud, que en 2014 se calculó en 382 mil millones de dólares en el continente.
La prevalencia de esta enfermedad aumentó en Chile de un 6,3 a un 9,4% entre 2003 y 2010, según la Encuesta Nacional de Salud, cifra que podría llegar al 12% en la actualidad. Interesante es mencionar que según la misma encuesta, el 78,5% de las personas con diabetes conoce su diagnóstico, pero solo el 34,3% de ellos la tiene controlada. La mala nutrición ocupa un lugar protagónico al evaluar el estilo de vida que llevan los chilenos, siendo uno de los factores de riesgo que potencia el desarrollo de esta enfermedad.