Daniel Contreras Palma

Desde el 11 al 20 de mayo el realizador audiovisual antofagastino Felipe Arredondo y su cortometraje "El Leche", se codeará con lo más selecto del cine independiente presentado su película en el Festival de Cine de Cannes 2016, donde quedó seleccionada en la sección "Short Film Corner" y "Le marché du films", siendo la primera historia filmada en Antofagasta en una instancia cinematográfica tan importante como esta.

Antes de su partida al certamen internacional el director nacional ofrecerá una avant premiere de su cortometraje protagonizado cien por ciento por actores locales este sábado 23 de abril a las 20:00 horas, en el Teatro Municipal.

En esta entrevista el cineasta antofagastino revela algunos detalles sobre la película junto con repasar la actualidad del cine antofagastino y los objetivos de su participación en Festival de Cine de Cannes 2016.

¿Qué nos puedes contar sobre el argumente de tu cortometraje?

-Es un cortometraje de ficción que se rodó cien por ciento en Antofagasta con actores locales y con Luis Dubó que es un actor de perfil nacional. Es un corto que trata sobre un niño de 10 años apodado El Leche que tiene que recuperar antes que finalice el día la televisión para que su hermana pueda ver el final de su programa favorito. Él decide robarle la tele al papá que le dicen El Tripa.

¿Cómo se llevó a cabo la selección del reparto?

-A Luis Dubó yo lo conocía de antes. En el caso de los demás actores (Paulina Moraga, Felipe Murat y Mariel Bracamonte) les hicimos un casting en conjunto con las compañías de teatro La Favorecedora y Arlequín.

Si bien es una historia de ficción ¿cuál es tu fuente de inspiración para armar este guión?

-Ciertamente tiene que ver con las vivencias personales. El Leche existe, de hecho es apodo que le decían a mi papá cuando chico. Esto nace de las historias que él me contaba cuando pequeño. Mi papá tuvo una infancia muy sufrida. Justamente fueron estas vivencias las que me inspiraron a escribir este guion, obviamente moldeado al día de hoy.

¿Qué fue lo más complicado durante el proceso de realización del cortometraje?

-En el proceso tuvimos algunos problemas porque en 2011 nos robaron la película, y como está hecha en celuloide, fue súper complicado conseguir los dineros para volver a transformar el celuloide al digital y rescatar los audios que fue el principal daño que nos causó el robo.

Producción regional

La película ocurre cien por ciento en Antofagasta donde destacan lugares emblemáticos como el Barrio Histórico, la caleta de pescadores que es el principal lugar donde se desarrolla el corto y el Balneario Municipal.

Arredondo es guionista, director y productor de cine y televisión de la Universidad Uniacc. En su carrera ha realizado desde el 2006 diversos trabajos en el área de prensa en Canal 13 y TVN. A nivel regional fundó y es director del Centro de Desarrollo Cinematográfico "Cinemanorte" de Antofagasta. El Leche es su segundo trabajo audiovisual como director y ha colaborado en otros tres cortometrajes.

¿Cómo evalúas hasta ahora tu carrera como realizador audiovisual?

-Hay un periodo de aprendizaje importante por el que uno tiene que pasar como cineasta. Obviamente he ido creciendo como realizador y hasta ahora he aprendido muchas cosas que tiene que ver con escritura de guion, dirección y producción ejecutiva. La autogestión también es muy importante, más cuando se hace cine en regiones. En ese sentido creo que la evolución ha sido positiva, más cuando hemos ido in crescendo con los resultados del proyecto.

Tras la muerta la cineasta y gestora cultura Adriana Zuanic el cine antofagastino perdió fuerza en el último tiempo ¿cuál es tu opinión sobre la actualidad de la producción cinematográfica local?

-Justamente en el estreno de Memudo vimos cerca de seis trailer de películas que están esperando estrenarse y claramente eso te da una idea de que la producción local ha subido. Sin embargo tenemos que buscar resultados. El cine si bien es un arte también es una industria y los realizadores tenemos que comer de ello. Entonces hay que ver de a poco como vamos transformando nuestro arte en nuestro modo de subsistencia.

Tenemos el ejemplo de Valdivia donde se están produciendo siete largometrajes al año y ya están vendiendo películas al extranjero. Como región nosotros debemos caminar hacia allá para transformarnos en un polo de desarrollo audiovisual importante dentro de Chile. Así lo planteó nuestra Adriana Zuanic y yo creo que debemos seguir ese camino. No podemos quedarnos con esa visión del artista cineasta "shúper loco" que hace películas que nadie entiende.

¿Se extraña un festival de cine que aglutine el trabajo de los creadores de la región?

-La desaparición de los festivales que ficción que teníamos ha sido una pérdida importante, pero está en nuestras manos sacar un festival adelante. El tema de la asociatividad entre los realizados es importante para lograr que la escena regional crezca y se consolide.

"En Valdivia se están produciendo siete largometrajes al año y ya están vendiendo películas al extranjero. No podemos quedarnos con esa visión del artista cineasta "shúper loco" que hace películas que nadie entiende". "En el estreno de Memudo vimos cerca de seis tráiler de películas que están esperando estrenarse y claramente eso te da una idea de que la producción local ha subido. Sin embargo tenemos que buscar resultados".

Eran los tiempos de la Universidad y de aplicar parte de mis adquiridos conocimientos, era el feliz momento en que empezaba a descubrir mi vocación. Uno de mis profesores me recomendó como secretaria para un señor que escribía, un libro muy interesante. Era la oportunidad de obtener un dinero extra y necesario y, al mismo tiempo, practicar la corrección del idioma. Recuerdo que debía subir varias cuadras hasta casi el límite de las líneas del tren… por Sucre, pues no había locomoción que me dejara más cerca. Yo venía de la Gran Vía. Una vez llegada a esa casona de madera, señorial, pero antigua ya en ese entonces, me abría la puerta este caballero, alto, delgado con un bigotito escaso y cano. Su paso cansino, pero erguido, me mostraba una mesa que hacía las veces de escritorio y sobre ella, una underwood. Yo tecleaba como principiante, algo temerosa de no cumplir con las expectativas de mi "jefe". Me dictaba uno que otro párrafo que yo transcribía, haciéndole algunas sugerencias o correcciones, de ser necesarias. Luego, muy cansado, se retiraba a una habitación que estaba separada por una cortina y donde se adivinaba una cama en la cual descansaba unos instantes, para luego retomar el dictado.

Ignoro si vivía solo. Tenía muchos años en el cuerpo y se evidenciaba en esos breves, pero continuos descansos. Sin embargo, poseía una brillante lucidez e inteligencia Conversábamos mucho acerca de la vida, de la historia, de nuestras familias, de curiosidades, etc. Recuerdo que él tenía una teoría acerca de la ortografía acentual de las mujeres, me decía: "a las mujeres les encanta poner muchas comas". Esa aseveración ha tenido mucho sentido basada en mi experiencia de correctora. En estos diálogos, me contó también que su hijo se llamaba Rabindranath, como el escritor y filósofo indio. De todas estas vivencias me acordé cuando pasaba por el Teatro Municipal y vi una gigantografía de Oscar Bermúdez Miral, autor de Historia del salitre.

María Alexandra Durán P.