La Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, destacó ayer en la ONU el momento "grave" por el que pasa su país y aseguró que el pueblo brasileño "impedirá cualquier retroceso".
"Nuestro pueblo es un pueblo trabajador y con un gran aprecio por la libertad. Sabrá, no tengo dudas, impedir cualquier retroceso", dijo Rousseff, quien quiso mostrar su agradecimiento "a todos los líderes que han expresado su solidaridad" con ella.
La Mandataria brasileña se pronunció así en un discurso con motivo de la ceremonia de firma del Acuerdo de París sobre el cambio climático, un asunto al que dedicó la mayor parte de sus palabras.
"No puedo concluir mis observaciones sin mencionar el momento tan grave que se está viviendo en Brasil", dijo hacia el final de su intervención.
Rousseff destacó que, "pese a ello, Brasil es una gran nación, con una sociedad que superó el autoritarismo en el pasado y logró construir una democracia vibrante".
La gobernante, amenazada con la destitución, anunció a última hora su viaje a Naciones Unidas, donde además de firmar el acuerdo sobre clima, buscará apoyos internacionales ante la situación a la que se enfrenta en casa.
Rousseff pretende aprovechar la presencia de varios jefes de Estado y de Gobierno de otros países para denunciar que el proceso de destitución en su contra se trata de un "golpe" de Estado. Sin embargo, evitó utilizar este término en su discurso de ayer.
La oposición de Brasil consideró que la Presidenta tuvo "sentido común" al abstenerse de denunciar un intento de "golpe" ante la ONU.