Pablo Matamoros Alucema
Un retrato político del Presidente Evo Morales, su relación con Chile y los efectos del conflicto por el río Silala o Siloli realizó ayer el periodista y analista internacional, Raúl Sohr, en el segundo encuentro 2016 del ciclo 'Antofagasta en transformación', que organiza este Diario, Filzic, la Universidad de Antofagasta, E-CL, Elecda y Altonorte.
En el debate -donde surgieron diversas críticas al manejo de las relaciones diplomáticas del país- también participaron el alcalde de Calama, Esteban Velásquez, y el abogado doctor en Derecho Internacional, Daniel Guevara, que aportaron una visión regionalista al análisis del tema (ver recuadros).
Sohr, autor de los libros "Las guerras que nos esperan" y "Chao, petróleo", entre otros textos sobre relaciones internacionales, manifestó que Evo Morales ya ganó políticamente al poner el tema de la mediterraneidad de Bolivia en el mundo, donde incluso el Papa Francisco ya tuvo palabras que no gustaron en el país sobre este conflicto, lo mismo que la canciller alemana Angela Merkel.
Por ello -según el experto- el tema del Silala resulta anexo, porque el gran objetivo altiplánico pasa por conseguir una salida al mar, hecho que quedó más al alcance de los bolivianos cuando Perú llevó a Chile al Tribunal de La Haya y "donde si bien no perdimos, salimos algo rasguñados".
Ud. mencionó en su análisis que ha conversado varias veces con el Presidente Evo Morales y por ello refuta cualquier animosidad contra Chile de su parte, pero el Gobierno no opina lo mismo…
-Yo insisto que no tiene ninguna animosidad contra Chile. Y él lo reitera permanentemente que no tiene pleitos con el pueblo chileno y que sólo tiene pleitos con las autoridades en relación a los intereses nacionales de Bolivia. En consecuencia, su postura es 100% política y no tiene ningún sentimiento antichileno.
También lo caracterizó como una persona muy humilde, pero cuando golpea, golpea fuerte. ¿Esto es aplicable a su estrategia diplomática con Chile?
-Creo que es muy indígena en su actuar. Siempre aparece en una actitud sumisa, retraída, muy discreta, pero no hay que engañarse, porque eso no está en absoluto reñido con su firmeza e incluso con la fuerza que interviene. E interviene fuerte y el caso de llevar a Chile a La Haya por el tema de la salida al mar y ahora por el Silala así lo demuestran.
En su exposición también aseguró que Bolivia ya ganó al llevar a Chile a La Haya, algo que también cala hondo en el Gobierno.
-Es un triunfo absoluto de Bolivia. Algo que Chile dijo que era un tema bilateral, zanjado completamente por tratados, y que fuera aceptado por La Haya, y además abriera un caso, es una victoria neta para Bolivia.
'el general sanabria'
¿Entonces cualquier resultado en La Haya en definitiva habría que atribuirlo a una crisis de la diplomacia chilena?
-Yo creo que cometimos un error serio al no tener una posición más firme cuando Perú nos llevó a La Haya y haber mantenido relaciones comerciales y de todo tipo absolutamente normales. Chile debió haber marcado su incomodidad y haber enviado señales que no era posible agredir o tener actitudes hostiles con el país sin que ello no tuviera consecuencias. Este precedente fue analizado por Bolivia que vio que Perú logró su objetivo sin que le pasara nada. Entonces dijeron 'que tenemos que perder si vamos a La Haya'. Y en definitiva pueden ganar algo, a costo cero.
¿Qué debe hacer el Gobierno para salir del escenario que enfrenta en sus relaciones con Bolivia y la demanda por una salida al mar?
-Creo que la solución que propuso en su momento el exPresidente Ricardo Lagos de ofrecer un puerto con soberanía administrativa a Bolivia resultaba aceptable para un alto porcentaje de bolivianos. Si se hubiese perseverado en esa línea, habríamos logrado un acuerdo en última instancia. Hubo cinco presidentes bolivianos que dijeron en su minuto 'sí, se puede': Banzer, Quiroga, Meza, Rodríguez y Sánchez de Losada. No en ese orden de gobierno, pero Chile dialogó con ellos y los cinco dijeron 'podríamos llegar a un acuerdo', pero ninguno tenía piso político para hacerlo aprobar.
Sin embargo, mencionó que hubo un punto de quiebre en las relaciones de Chile y Bolivia en 2011 por el 'caso del general Sanabria'...
-Evo Morales llegó al poder y hubo entendimientos con la Presidenta Michelle Bachelet que no alcanzaron -desgraciadamente- a madurar en los cuatros años de su mandato. Luego vino el gobierno de Sebastián Piñera y el incidente con el general denominado 'zar antidrogas' en Bolivia, René Sanabria. Este alto oficial de la policía apareció involucrado con redes internacionales del narcotráfico, detectadas por el OS-7 de Carabineros. Chile entregó esta información a Estados Unidos y en definitiva el general fue detenido en Miami, lo que fue considerado una 'cuchillada por la espalda' por las autoridades altiplánicas, que ya lo tenían cercado. Fue un quiebre muy dramático, que condicionó después las relaciones entre ambos países.
Otras críticas también pasan por lo excluida que aparece la Región de Antofagasta en una solución del tema Silala.
-No solamente al norte no le han consultado, en Santiago tampoco nadie sabe mayormente del conflicto. La tarea pasa por democratizar a todo el país y tener mecanismos de participación. Aquí se tiene la antigua idea que sólo la Presidenta y el canciller manejan las relaciones internacionales. Evo habla de la diplomacia de los pueblos, que deberíamos atender en algún minuto.