Una nueva mirada a la astronomía
La confirmación del megatelescopio E-ELT marcará un nuevo hito científico en la región. Paranal y el Radiotelescopio Alma son otros dos gigantes que miran al cielo. El desierto ofrece condiciones únicas para la observación de los astros. Es hora de desarrollar una política regional sobre el tema que incorpore la protección de los cielos más limpios y diáfanos del mundo.
Todo es gigante a la hora de hablar de astronomía. La reciente firma en Alemania del contrato para la construcción de la cúpula del megatelescopio E-ELT marcará un nuevo destino científico en la región si lo sabemos aprovechar.
Al margen de la millonaria inversión que significan las obras de este coloso que estará ubicado en Cerro Armazones y que pertenece al Observatorio Europeo Austral (ESO), su emplazamiento en la zona constituye un hito aún difícil de dimensionar.
Por lo pronto, este súper telescopio tendrá un espejo primario de 39 metros de diámetro, una cúpula de casi 80 metros de altura y estará ubicado a 3.060 metros sobre el nivel del mar. El costo total del proyecto supera los mil millones de euros y entrará en operaciones en 2024.
La confirmación del E-ELT viene a posicionar a la región y a todo el norte a la vanguardia en la observación mundial de los astros. La zona ya cuenta con el observatorio Paranal y el Radiotelescopio Alma, los centros más modernos y poderosos del planeta en su tipo. Aquí se han realizado descubrimientos sin precedentes, donde uno de ellos fue la detección del primer exoplaneta, un logro que marca un antes y después en la astronomía.
Por eso es importante darle la valía de lo que significará tener a estos tres gigantes, que son verdaderas ventanas que rastrean los secretos del Universo, siendo Antofagasta una plataforma única gracias a sus condiciones climáticas y cielos transparentes.
Pero no basta sólo con tener estos centros. Hay que informar a la comunidad, hacerla partícipe, fomentar el desarrollo de las academias escolares, potenciar la labor de nuestras universidades, crear un atractivo turismo en torno a los astros y además que las autoridades entiendan la importancia de estos observatorios y desarrollen una política clara para proteger nuestros cielos de la contaminación lumínica, entre muchas acciones.
Es hora de mirar la astronomía desde otra perspectiva. Una vez más, el desierto nos entrega otra riqueza, que ahora viene del espacio. Y es que ver las estrellas en el norte es un privilegio.