Metrocable: un cuento de Santiago
"¿Cuánto tiempo más vamos a perder? ¿Cuántos estudios más van a encargar?"
Cuando la Presidenta anunció a fines de 2014 la implementación de un Metrocable para Antofagasta, iniciativa con la que nunca comulgué, guardé silencio y tomé palco respecto a ver cómo el gobierno se hacía cargo de una decisión político-técnica tan compleja.
Nunca entendí cómo era posible que un medio de transporte con cabinas para 10 personas cada una pudiera hacerse cargo de una demanda de 9 mil pasajeros por hora en horario peak. Con el paso del tiempo, el incómodo silencio del Ministerio de Transportes e incluso su negativa a dar respuesta confirmaron la desconfianza de muchos antofagastinos: Los estudios descartaron su rentabilidad social.
El diagnóstico es claro: Tenemos una ciudad angosta, de casi 35 kilómetros de largo, cuyo desarrollo urbano se polarizó hacia los extremos, lo que genera tiempos de viaje de hasta una hora en transporte público; proliferación de automóviles y congestión. Como alcaldesa esto me preocupó seriamente y recurrí a las mejores instancias que pude para lograr una solución que revolucionara nuestra forma de pensar la ciudad. Conseguimos un aporte del gobierno francés de un millón de euros para un estudio de factibilidad, el que dio luz verde.
Logramos una imagen nítida de lo que Antofagasta necesita: Un tren ligero, eléctrico y de superficie, con 22 estaciones desde La Chimba hasta la Universidad de Antofagasta. Este tranvía integra a los otros medios de transporte como alimentadores y comparte la vía con otros vehículos, dotado de carros con capacidad para 260 personas cada uno, a una velocidad crucero que permite cruzar la ciudad en 20 minutos. Según las últimas estimaciones del propio gobierno, el costo del Metrocable asciende a US$260 millones ($150 mil millones), sin considerar expropiaciones y el del Tranvía oscila entre US$270 a US$327 millones (entre $157 mil y $191 mil millones). Hace poco supimos de un gasto de más de US$1.170 millones para la extensión en 3,8 kilómetros de la Línea 3 de Metro a Quilicura.
Lo que más me preocupa es que nuestro Gobierno Regional viajará a Santiago para analizar nuevas alternativas. ¿Cuánto tiempo más vamos a perder? ¿Cuántos estudios más van a encargar?, ya nos aburrimos de los cuentos de Santiago.
Marcela Hernando
Diputada de la República