Bryan Saavedra López
La primera vez que la humanidad observó una imagen directa de un exoplaneta (planeta que órbita una estrella distinta al sol) fue desde el Very Large Telescope (VLT) de Paranal, ubicado a 130 kilómetros al sur de Antofagasta.
En la época ver los detalles del exoplaneta 2M1207b fue un logro para este desierto, puesto que los enormes espejos de sus telescopios son esenciales para estudiar las características de estas partes del espacio.
Relata el astrónomo de la Universidad de Southampton y director de la Unidad de Astronomía de la UA, Eduardo Unda-Sanzana, que "en este momento existen más de 3 mil exoplanetas confirmados, de todos los tamaños, y existe una lista de casi 5 mil otros candidatos a exoplanetas".
El descubrimiento del exoplaneta 51 Pegasi b en 1995 es el punto clave para despertar el interés en estos cuerpos, puesto que ese estudio demostró que para hallarlos utilizaron un técnica basada en el efecto Doppler (cambio de frecuencia de un onda relacionada con la posición de su fuente). Con el tiempo evolucionaron a métodos sofisticados, como detectar variaciones en el brillo de una estrella producidas por un planeta que la cruza.
Esto explica, según el astrónomo, que a medida que avanzó la tecnología y hubo más ojos mirando al cielo, con mejores técnicas e instrumentos, los astrónomos descubrieron más exoplanetas a una escala similar a la Tierra, ya que antes sólo observaban cuerpos gaseosos en medio de esos destellos del espacio.
La búsqueda
Para entender el sentido de observar estos planetas y buscar vida en otros lugares del espacio, de acuerdo a Unda-Sanzana, va ligado al fenómeno de entender mejor la vida en la Tierra, debido a que aún es desconocido si hay existencia, podría decirse inteligente, más allá de nuestro pequeño sistema solar.
"Aunque a nuestro sol le quedan unos cinco mil millones de años para empezar a inflarse y probablemente destruya a la Tierra, si hoy estuviéramos al final de ese plazo quedaríamos atrapados en este sistema solar sin posibilidad de vivir en algún otro lugar. Si la vida en la Tierra es un fenómeno único, en ese momento se acabaría y el Universo pasaría a ser un vasto cementerio en silencio", explicó.
En ese aspecto, los científicos descubrieron exoplanetas con condiciones de habitabilidad similares a la Tierra. O sea que conservan agua líquida a una distancia de sus estrellas, sumado a criterios más complejos y conservadores.
Unda-Sanzana enumeró algunos: Gliese 667 Cc, que órbita a un sol triple (¿se imagina un atardecer con tres soles?); uno de sus favoritos, Kepler-452b, que no sólo es muy posible que tenga propiedades similares a la Tierra y órbita una estrella similar al Sol.
El observatorio ALMA y el VLT de Paranal, si bien no han sido fundamentales en descubrir nuevos exoplanetas, sí son claves en estudiar su caracterización e ir más allá de ese primer filtro que dice, '¡miren, en medio de estas estrellas hay un planeta!'
"El problema es que, igual como ocurre con una relación de pareja, si queremos conocer las propiedades del exoplaneta descubierto, ese guiño no nos basta. Debemos dedicarle tiempo a esa estrella específica y poner atención a propiedades muy delicadas y sutiles. Con telescopios pequeños esto no es posible, y es en ese momento en que necesitamos a los gigantes de la Región de Antofagasta", explicó el profesional.
Por ello es que los telescopios que están en este desierto apuntaron, luego de ser descubierto en 2001 por John Gizis, al exoplaneta 2M1207b en 2004, logrando ver esa primera imagen directa de un cuerpo de esta especie.
Para Unda-Sanzana eso es un orgullo para la Región de Antofagasta, por lo que es relevante cuidar este gran recurso natural con sus alturas, ya que abre puertas a protagonizar los descubrimientos científicos de la humanidad.
"Ojalá los municipios, especialmente el de Antofagasta, del cual mucho de la protección de este recurso depende, comiencen a dar importancia al tema y a tomar conciencia de la responsabilidad histórica y planetaria de algunas de las decisiones que toman", concluyó el astrónomo.
Eduardo, Unda-Sanzana,, astrónomo
"A nuestro sol le quedan unos cinco mil millones de años para empezar a inflarse y probablemente destruya a la Tierra".
LOS 'OJOS' QUE RASTREAN EL UNIVERSO
"Como ocurre con una relación, si queremos conocer las propiedades del exoplaneta descubierto, debemos dedicarle tiempo a esa estrella específica".
Eduardo Unda-Sanzana,, astrónomo
E-ELT Observatorio Paranal
En este lugar, ubicado a 160 kilómetros al sur de Antofagasta se ubica el Very Large Telescope de la European Southern Observatory, específicamente en la comuna de Taltal. Posee cuatro telescopios de 8,2 metros de alturas, que tienen la capacidad de combinar su luz para dar vida al Very Large Telescope Interometer (VLTI) Estas cuatro estaciones astronómicas tienen nombres inspirados en el idioma mapuche: Antú (Sol), Kueyén (Lun), Melipal (Cruz del Sur) y Yepún (Venus).
Observatorio ALMA
Desde finales del 2005 la ESO trabaja en el proyecto de un gran y revolucionario telescopio con un espejo primario de 39 metros. Técnicamente el telescopio óptico e infrarrojo más grande del mundo y se instalará en el cerro Armazones de la Región de Antofagasta, cercano al observatorio Paranal. El Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT), que abordará desafíos compromisorios como el seguimiento de exoplanetas similares a la Tierra en "zonas habitables".
Observatorio TAO
Actualmente a 5 kilómetros del proyecto ALMA, 580 metros más arriba, se ubica el telescopio con más altura del mundo: el mini TAO de un metro y perteneciente a la Universidad de Tokio. En el lugar la casa de estudios japonesa pretende en 2018 hacer las primeras observaciones con el TAO (Observatorio de la Universidad de Tokio), observará el cielo con una banda del infrarrojo de 30 micrones, permitiéndole penetrar objetos complejos de visualizar, como nubes gaseosas en las que nacen estrellas o discos planetarios.
En el llano de Chajnantor, a unos 50 kilómetros de San Pedro de Atacama, el observatorio ALMA está ubicado en uno de los lugares más secos del planeta. Lo que es ideal para la observación, ya que supera en 2.400 metros de altura al de Cerro Paranal, donde está el VLT. ALMA está compuesto por 66 antenas de alta precisión, repartidas a distancias que pueden alcanzar los 16 kilómetros. Es el proyecto más grande hasta el momento.