La reciente visita de los alcaldes de la Región a Santiago y la posterior polémica por los recursos entregados a la zona, bien pueden retratar la poca visión de largo plazo que tienen nuestras autoridades, tanto nacionales, pero especialmente locales.
Veamos. Como fue conocido, los jefes comunales viajaron acompañados por el intendente Valentín Volta, por dos temas específicos: el problema del desempleo y solicitar más recursos provenientes de la minería, es decir, que parte de las utilidades sean reinvertidas en la zona que las produce.
Hasta allí, meridianamente bien.
¿Cuál es el problema, entonces?
Respecto al asunto de la cesantía, debe decirse que era un fenómeno económico previsible dada la coyuntura económica, pero en ningún caso es la más severa de las dificultades. En efecto, la economía sigue creando puestos de trabajo. ¿Es este el problema más grave de la zona? Definitivamente, no.
En relación a la cantidad de recursos, la situación no es muy distinta. ¿Cuántos proyectos generan los municipios? ¿Cuántos tienen listos para implementarse ahora mismo? Pocos y eso es fatal a la hora de exigir mayores recursos, porque a nadie, ni personas, ni empresas, ni organizaciones públicas se le delega más dinero, a cambio de nada.
¿Cuándo discutiremos de proyectos en serio? Del ordenamiento territorial, de empujar las actividades económicas, de concretar carreteras de calidad hacia Calama, Iquique y Copiapó, de mejorar la salud, la deficiente conectividad aérea, de la falta de espacios públicos?
Ciertamente el Estado está en deuda con nuestra región, pero nadie puede ser tan iluso y creer que tal pago ocurrirá sin tener nada a cambio que ofrecer, sin proyectos en carpeta, sin una estrategia que dé cuenta que esos dineros serán invertidos para generar más riqueza y no mero gasto.
Todavía hay mucho que tallar, la región debe ser capaz de construir un dossier de proyectos y hacerle entender al centro que invertir aquí es de beneficio para el país.