"Si tú vas a zonas mineras en Australia, te darás cuenta que las ciudades equivalentes a Antofagasta son desarrolladas, porque pueden ofrecer que las empresas se establezcan con buena calidad de servicios y su gente se quede ahí, con buenos colegios, salud, recreación necesarios para ese nivel de gente, mientras acá esa gente opta por venir a trabajar y vivir en otras regiones".
La frase pertenece al gerente de Estudios de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Javier Hurtado, quien realizó un certero análisis respecto a los déficit que tiene nuestra zona, principalmente en infraestructura y que se traducen en calidad de vida.
Lo hemos dicho antes. Nuestras ciudades, por el aporte económico que hacen al país y las potencialidades que ostentan, merecen y requieren un desarrollo de obras públicas que vayan en directo beneficio de la población, con el objetivo de asegurar al menos los estándares de una gran ciudad.
Hurtado precisó, por ejemplo, que Antofagasta debe tener una de las mayores brechas -sino la mayor- en infraestructura de todo el país. Y de hecho, se da el absurdo que siendo una región que genera tantos ingresos, no sea ésta la mejor región del país. Lo anterior se desprende del informe "Infraestructura Crítica para el Desarrollo (ICD)", el que estimó en US$151.417 millones la inversión requerida para evitar que aumenten los déficit a nivel nacional en esta área durante el período 2016-2025.
Entre otros desarrollos en deuda se cuentan autopistas hacia Chañaral e Iquique, la culminación de la ruta hacia Calama y mejorar la que existe hacia San Pedro. Lo mismo la ruta 5 que posee tramos peligrosos y colapsados.
Y por cierto no es lo único. Se suma la necesaria inversión en áreas verdes, en vivienda y habitabilidad lo que se repite en la capital regional, Calama, Mejillones y el resto de las ciudades.
Como es sabido, nuestras comunas seguirán creciendo en los próximos años, lo que exige respuestas ahora con el fin de proyectar lo que viene y mitigar las brechas que hasta ahora existen.